miércoles, 10 de febrero de 2016

MENSAJE DE CUARESMA 2016 SI NO SACRIFICAMOS NUESTRA INDIFERENCIA NO PODREMOS ENCONTRARNOS CON LA MISERICORDIA



Diócesis de San Cristóbal
Vicaría de Pastoral
SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS
VENEZUELA

MENSAJE DE CUARESMA
SI NO SACRIFICAMOS NUESTRA INDIFERENCIA NO PODREMOS ENCONTRARNOS CON LA MISERICORDIA

A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESUS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTOBAL

¡los exhortamos a no echar su gracia en saco roto…! (2Co 6,1)

1.       Un saludo Fraterno y cariñoso para todos ustedes, mis hermanos catequistas, quienes siempre están dispuestos a configurar y vivir en primera persona el anuncio de la misericordia que Dios quiere derramar sobre nosotros para que seamos portadores y comunicadores de la misma en cada situación de nuestras vidas.
2.       Hoy, junto al salmista, nos congregamos como peregrinos en torno a nuestros templos para decir juntos: “Misericordia, Señor, hemos pecado” (Sal 50). Y, en esta vivencia cuaresmal que se nos presenta nuevamente, recibimos la oportunidad, como hijos de Dios, de renunciar con esta ceniza al pecado, a la tentación, a todo aquello que pretende hacernos indiferentes a lo que nos hace buenos, nobles y misericordiosos (Cf. 2Co 5, 20).
3.       Vivimos en un mundo en el que, como el buen Samaritano (Cf. Lc 10, 25-37), se nos presenta a cada momento la oportunidad de ser “Misericordiosos como el Padre” (Cf. Lc 6, 36-38), de ser diferentes ante tanta indiferencia, de ser portadores de la misericordia de Dios y no simples actores de la misma. De despojarnos de tantas caretas que cubren el rostro de nuestro Señor Jesús, que Dios nuestro Padre ha impreso en nosotros desde antes de ser llamados a la vida (Cf. Jr 1, 5); sin embargo, en muchas ocasiones echamos en saco roto cada ocasión de santidad que se nos presenta (Cf. 2Co 6,1).
4.       Es por ello que, el primer signo con el cual siempre damos comienzo a la cuaresma es con la imposición de la ceniza y, ¿por qué la ceniza? La ceniza contiene un gran significado cuaresmal que hemos profundizado bastante en mensajes de años anteriores, además de recordarnos que polvo somos y en polvo nos habremos de convertir o, que debemos convertirnos y creer en el Evangelio, sencillamente nos invita a pensar: qué no hemos hecho ceniza en nuestras vidas. Porque para alejarnos del pecado, debemos incinerarlo, quemarlo, extinguirlo de nuestro ser, volverlo ceniza, polvo que con un soplo desaparece. Y, se lee tan fácil, pero qué difícil y cuesta arriba nos lo coloca el demonio cuando ustedes y yo tomamos este día por simple tradición y costumbre.
5.       Por lo anterior, es importante recibir la ceniza luego de una sincera reflexión de nuestras vidas, en la que reconocemos tanta indolencia, tan poca solidaridad y tanto egoísmo de sobra. En este sentido, se hace necesario iniciar la cuaresma con la disposición a escuchar lo que Dios quiere de nosotros como sus hijos, pues, si no te crees, ni te sientes, ni vives como hijo, ¿cómo puedes entonces afirmar que crees en Dios?
6.       Escuchar es parte de la oración de todo cristiano, orar no es solo hablar y hablar, es también escuchar la voz de Dios que desea hablar desde lo más íntimo y secreto de nuestro ser. Se dice que hay dos formas de escuchar, y la mayoría usamos solo la primera. Se escucha para responder y se escucha para comprender. Brindémonos este tiempo para comprender lo que Dios quiere de ti y de mí.
7.       Para ello, vale la pena reflexionar, mirarnos desde nuestras actitudes. Descubrir esa historia de misericordia que Dios ha escrito en nuestras vidas ante cada pecado y desviación nuestra. Es más lo que tardamos en arrepentirnos, que lo que Dios demora en perdonarnos, pues Él, no se deja ganar ni en tiempo ni en acciones. Por eso, es bueno pensar de qué manera he experimentado y comunicado la misericordia de Dios. Qué compromisos de misericordia debo asumir propiamente en mi vida. Y sobre todo, tener presente que, perseverar en las buenas actitudes es una tarea de cada día, la cual requiere esfuerzo personal, pues sin sacrificio no hay verdadera misericordia.
8.       En esta cuaresma, mi ayuno, oración y limosna no puede ser una costumbre o tradición, debe estar expresada desde mi reflexión íntima con la misericordia de Dios, que quiere un sacrificio con verdadero sentido de amor, de solidaridad para con el prójimo (enemigos, despreciados, olvidados, pobres, afligidos, enfermos…), no puedo ayunar y dejar que pase el día de ayuno sin dar de comer al hambriento, porque si así lo hago, entonces no hice nada más que aguantar hambre ante los ojos de Dios y ser bien indiferente con el hambriento. Si decides ayunar de cualquier otra cosa, debe ser para que puedas realizar una obra concreta de misericordia, o simplemente habrás perdido una oportunidad de redención. De igual forma si vas a orar, actúa; y si vas a dar limosna, que sea para ayudar con lo que tienes, porque de lo que te sobra, ya el mundo está harto.
9.       Deseo, a la vez, comentar brevemente lo que el Santo Padre Francisco, en su mensaje a la cuaresma de este año (el cual les invito a leer), nos habla del drama de amor de Dios para con nosotros su pueblo, y cómo ese drama de amor, esa historia de misericordia, esa alianza de salvación es el “corazón del kerygma apostólico”, el primer anuncio que el Papa nos invita a los catequistas a “escuchar de diversas maneras y… volver anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis”  (Mensaje para la Cuaresma 2016), teniendo presente que estamos llamados en todo momento, y de manera especial en esta cuaresma a: “examinarnos, convertirnos y creer” (Misericordiae vultus, 21), recuperando la esencia de nuestras vidas: amarle y ser amados por Él.
10.   Allí, también el Papa nos da un compromiso “La iniciativa 24 horas”, que debemos informarnos de ello y colocarlo en práctica en nuestras parroquias durante la Semana Santa.
11.   Para finalizar, les brindo esta frase de San Juan de la Cruz: “El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa”, porque el amor es de Dios, por eso, ¿cómo podemos llegar a cansarnos de ser misericordiosos, cuando es nuestro Padre la fuente inagotable de misericordia? Parafraseando un poco las palabras del Santo Padre: “ojalá no perdamos este tiempo de cuaresma” (Cf. Mensaje para la Cuaresma 2016). No echemos en saco roto este tiempo de misericordia y salvación que aún se nos concede. Con el gran aprecio que les tengo a ustedes, mis hermanos catequistas, les brindo mi humilde bendición, esperando que ustedes también me bendigan desde donde están con sus oraciones. Que Dios les bendiga a todos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
¡¡¡QUE DIOS NOS CONCEDA A TODOS UNA CUARESMA Y UNA SEMANA SANTA VIVIDA, AMADA, SENTIDA Y CELEBRADA CON ACTITUDES DE VIDA. FELICES PASCUAS!!!
Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
 Su hermano

SAN CRISTOBAL, 10 DE FEBRERO DEL AÑO 2016. INICIO DE LA CUARESMA