Diócesis de San
Cristóbal
Vicaría
de Pastoral
SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS
VENEZUELA
MENSAJE DE NAVIDAD
JESÚS SÓLO QUIERE ESTAR EN NUESTROS BRAZOS PARA QUE
LE MOSTREMOS AL MUNDO LA GRANDEZA DEL VERDADERO AMOR
A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO
SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTÓBAL
«Un ángel del
Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron
de temor» (Lc 2,9).
- Deseo extender mi saludo de fe y esperanza
para todos mis hermanos catequistas dispersos a lo largo y ancho de
nuestra amada Diócesis de San Cristóbal, elevando una oración a Dios,
nuestro Padre celestial para que cada día podamos ser comunidad de paz y amor,
pues nuestro mayor anhelo es la comunión la cual es el corazón de la toda
la Iglesia. Ciertamente hemos vivido en la actualidad diversas situaciones
que atentan contra la comunión de eclesial, contra nuestra propia fe,
buscando fracturar y corromper la esperanza de sus miembros; se hace
necesario, no sólo reflexionar, sino, a su vez, comprometernos a actuar,
llevando los mismos sentimientos de Cristo (Cf. Flp 2,5) a nuestras vidas
cristianas y a todo aquél que lo necesite, cumpliendo así con la misión
encomendada: hacer presente el Reino de Dios en la Tierra (Cf. Lc 9,2).
- Llegado el día tan esperado por todos,
luego de una preparación espiritual a través de la escucha asidua de la
Palabra de Dios, la corona de Adviento, la confesión y comunión, las
novenas de aguinaldo, la canastilla al niño Dios, y otras tradiciones de
nuestra piedad popular, debemos interiorizar si estamos suficientemente
preparados para recibir en nuestros corazones al autor de la vida. Pues,
el nacimiento de Jesús no es un destapar un niño simbólico en un pesebre. Va
mucho más allá, significa dejarme seducir por la ternura de un Dios que se
hace infante para estar con nosotros.
- Hemos de dejarnos sorprender por el
gran poder de Dios, que no quiere hacer alarde de su condición Divina,
sino que quiere hacerse como nosotros para vivir y acompañarnos en todo
momento sin importar las dificultades. Es el Rey que se hace niño para estrecharnos
en su infinito amor. Qué hermoso sería el mundo si nos dejáramos tocar por
este mensaje, pues a la final, todo es amor, amor de Dios para nosotros.
- Quiero destacar de la primera lectura
del día de hoy del profeta Isaías (9, 1-3.5-6) esa profecía tan hermosa en
la que el profeta señala que: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una
gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció”
(Is 9,1). Hemos caminado por un año de sombras y tinieblas que nos han
afectado en todos los sentidos, nuestras parroquias en muchas ocasiones
han tenido que padecer la desesperanza de quienes, estando al servicio de
ella, han caído junto a los demás en la división, el odio o el
resentimiento, inclusive la desesperación, colocando en duda el gran poder
de Dios, abandonando muchas veces la oración, y dejando de iluminar a
aquellos que necesitan creer y que sólo lo pueden hacer si ustedes y yo
nos mantenemos como testigos de la luz (Cf. Jn 1, 6-8).
- Por este y muchos otros motivos,
celebramos cada año la navidad, para recordarnos especialmente a nosotros
los cristianos que somos testigos de la luz, somos esos nuevos pastorcitos
que cada año nos acercamos a ese Belén que debe ser nuestras comunidades
eclesiales y parroquias, con el fin de adorar a aquel que es la luz que nunca
se apaga ni se opaca, ni por la oscuridad del pecado, ni siquiera por
nuestra incredulidad (Cf. Lc 2, 8-17). Ojalá entendamos que Jesús, el Hijo
de Dios, no deja de nacer, mientras exista un cristiano que crea en Él, o
existan hombres y mujeres que necesiten de su nacimiento en sus vidas. Nuestro
salvador tiene por nombre “príncipe de la paz”, sin límites, pues su amor
desea hacerse presente en toda la humanidad. Por ello reflexiono lo
siguiente: si ese es el deseo de Dios, no habrá nadie que pueda detener
esta profecía de amor, simplemente imploremos a Dios nuestro Padre, que su
reino se haga desde ya presente en medio de nosotros.
- Ahora bien, ¿cómo hacer presente el
Reino de Dios? No se trata de que Jesús venga y lo imponga, es necesario
que nosotros, sus testigos, lo ayudemos a instaurar, como dice el salmo 95:
Cantando una nueva canción, una
llena de esperanza entre tantos lamentos; proclamando su amor y maravillas, en medio de tantas dudas,
miedos e incertidumbres; haciendo
retumbar de alegría a nuestra región a pesar de tantas tristezas; y regocijándonos porque, si grandes
son nuestras dificultades ahora, entonces imagínense lo inmensas que van a
ser nuestras alegrías cuando Jesucristo venga nuevamente en Gloria y
majestad. Por eso, para que el mundo crea, tenga esperanza y jamás se
rinda ante la tentación y el pecado, hemos de ser nosotros quienes, desde
nuestra experiencia viva con Cristo, les mostremos la Luz que consume la
miseria y el mal en nuestras vidas, y nos llena de su gozo.
- Sin embargo, es necesario prestar
mucha atención a la carta que el apóstol Pablo dirige al querido hermano
Tito (2, 11-14), pues en ella nos exhorta a renunciar a la irreligiosidad, es decir, a llevar una vida en
la que mostramos al mundo que somos verdaderos cristianos, pues mostramos
a todos la superficialidad que aleja a otros de la luz y la salvación; y a los deseos mundanos, de los
cuales nos hemos dejado seducir, cayendo en tantas injusticias que solo
terminan por fracturar y tergiversar nuestra fe, los valores y buenas
costumbres, mostrando la miseria en la que es capaz de caer el hombre
cuando se olvida de Dios, miseria traducida en odio, violencia, corrupción
de todo tipo, contrabando, y toda una cadena de horrores que desembocan en
el egoísmo, la avaricia y el olvido de que somos hermanos venezolanos,
hijos de Dios por encima de cualquier otro tipo de distinción, miembros de
una sola familia, y llamados a vivir
de manera justa y fiel a Dios.
- Es por ello que, en esta noche buena, Santa
e irreprochable por el Amor de Cristo que lo supera todo, el Evangelio (Lc
2, 1-14) nos recuerda que esa luz que es el mismo Jesucristo, quién nos
envuelve para quitarnos el frío del miedo y la desesperanza que nos ha
entumecido, para recuperar nuestra fuerza que nace de la fe y del amor de
Dios, y para proclamar al mundo que el Hijo Santo de Dios sí existe y nace
en cada hombre y mujer que es capaz de renunciar de una vez por todas a
todo lo que no es paz. Basta ya de negarnos a nosotros mismos ser posada
(morada) donde Jesús quiere nacer. Basta ya de negarle a otros el conocer
a Jesús. Hemos sido elegidos por Dios para ser catequistas, y un
catequista es testigo de la luz, un catequista no está solo, debe recordar
que somos muchísimos los que existimos en el mundo y oramos los unos por
los otros, para que ninguno decaiga, para que nadie olvide su verdadera
misión, que no es enseñar a memorizar unas oraciones repetidas para poder
acceder a un sacramento, sino que, su verdadera misión es mostrarle a los
demás que conocer a Jesús es lo más sublime y lo más importante, pues su
luz nos ayuda a caminar por cañadas oscuras, y vencer las dificultades (Cf.
Sal 22).
- Nuestro Pastor y Guía Monseñor Mario
Moronta, nos recuerda en su mensaje de navidad que, debemos celebrar este
tiempo como la fiesta del amor, el amor hecho obra, caridad, solidaridad
entre los hermanos, recordando que no es necesario tener mucho para
compartir, lo necesario es tener fe para dar, pues Jesús nos enseña que
hay más alegría en dar que en recibir (Cf. Hch 20, 35). Debemos ser “una
Iglesia en salida, pobre para los pobres, una Iglesia que hace presente la
realidad del Dios-con-nosotros… reafirmando con María, con José, que somos
también discípulos de Jesucristo”.
- Mis amados hermanos, como quisiera
seguir meditando con ustedes tan hermosos misterios, sin embargo, siempre
quedaríamos cortos al significado que verdaderamente poseen. No me queda de
otra sino recordarles que ser cristiano es: recibir la Palabra de Dios en
nuestras vidas, hacerla realidad en el servicio, y tener presente que el
mejor servicio que estamos llamados a ofrecer es mostrar a los demás a
Cristo, luz y salvación para todo hombre, quien no acerca a otros a Jesús,
no está sirviendo verdaderamente a su Rey. Este nuevo año que se avecina
debe ser para asumir el reto de ser catequistas de verdad por encima de
toda dificultad.
- Por último, deseo que hoy te convenzas
que el milagro que la catequesis necesita para mejorar su tarea
evangelizadora está tanto en tus manos como en las mías, Jesús confía en
nosotros, confía tanto, que se arriesgó a hacerse niño para que seamos
nosotros quiénes le mostremos y le presentemos al mundo a Aquél que está dispuesto
a llenarnos del verdadero amor y paz. Apreciados catequistas del Táchira,
la tarea es dura, pero no imposible, la navidad nos recuerda que para Dios
nada es imposible (Cf. Lc 1, 37). Hagamos presente el milagro que Dios ha
hecho en nuestras vidas: elegirnos para ser cristianos-discípulos-misioneros.
Con mi bendición fervorosa y exhortándoles a reforzar
nuestro servicio tan hermoso que día a día Dios desea que vivamos, les deseo
una:
¡FELIZ
NAVIDAD 2017 Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2018
MIS HERMANOS CATEQUISTAS!!!
Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
Su hermano y servidor
Catequistas
Delegados Vicariales de Catequesis
SAN
CRISTÓBAL, 25 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2017. FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.