martes, 20 de agosto de 2019

FIESTA DE SAN PÍO X PATRONO DEL CATEQUISTA MENSAJE DEL DÍA DEL CATEQUISTA 2019 «La Catequesis es un camino que conduce al Reino de Dios»




FIESTA DE SAN PÍO X
PATRONO DEL CATEQUISTA

A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTÓBAL

MENSAJE DEL DÍA DEL CATEQUISTA 2019
«La Catequesis es un camino que conduce al Reino de Dios»

Un saludo de paz y bien para todos mis hermanos catequistas de nuestra Iglesia local de San Cristóbal, en donde buscamos cada día hacer presente el Reino de Dios a través de nuestro servicio de compartir y transmitir la fe a aquellos que sienten la inquietud de conocer y vivir cada día más como Jesús, nuestro salvador. Hoy, como todos los años, celebramos el día del catequista, proclamado así, por ser el día de nuestro santo patrono San Pío X (1903), un santo de una vida maravillosa desde la sencillez y la humildad, preocupado por la santidad de la Iglesia. Ojalá se animen a conocer y leer más de su vida para nutrir su fe.
Definitivamente, en la vida cristiana, son muchos los caminos que conducen al Reino de Dios, y ser catequista es uno de ellos, uno de los más bellos por la dimensión que ha tenido desde sus inicios en las primeras comunidades cristianas. En tal sentido, la lectura del Santo Evangelio que nos ofrece la Liturgia de este día (Mt 20, 1-16) es la parábola del propietario que sale en distintos horarios a buscar obreros para su viña, y al final les paga a todos lo mismo. Este relato nos permite reflexionar esas dimensiones del Reino, de las cuales, como catequistas, tenemos la oportunidad de acercarnos y acercar a otros.
El evangelista San Mateo, quien escribe a los judíos que se están convirtiendo al cristianismo, luego de la Ascensión de Jesús al cielo, quiere hacerles ver que las matemáticas del Reino de Dios son totalmente distintas a las nuestras. No se trata de beneficiarse personalmente para crecer de forma individual y sobreponerse por encima de los demás como la cima de una pirámide. Nuestro Obispo Monseñor Moronta, siempre nos ha insistido en que esa pirámide debe y puede ser al revés si nos lo proponemos, en la cima estamos todos, y en la parte inferior está Cristo, la Piedra Angular (Hch 4, 10-12) que nos sostiene a todos y nos beneficia a todos con su Reino (Cf. Rm 14, 17), su Banquete (Cf Mt 25, 10) y su Premio (2Tim 4,7-8).
Así pues, ¿qué nos enseña el Evangelio de hoy? Nos enseña dos cosas generales, la primera, que tiene un propietario, y la segunda que tiene unos intereses que superan nuestra soberbia y avaricia mundana. Reflexionemos lo primero:
a.- Tiene un propietario. El Nuevo Testamento siempre nos ha hablado que nuestro Rey y Salvador no es parecido en ninguna manera a los que se presentan como tal en este mundo, esperando a que les sirvan y se acerquen a él solo los interesados, buscando el beneficio de unos pocos y tornándose en una persona cómoda, conformista e indiferente frente a las necesidades de todos. Nuestro Rey no se sienta en un trono, pues su trono somos cada uno de nosotros, y Él sale a nuestro encuentro para servirnos, para ofrecernos una vida digna, un lugar en donde no se pierde el tiempo, pues lamenta cuando nuestra vida pasa de largo sin trabajar en su viña. Cómo anhelamos que ese propietario se refleje en todos nosotros, pues es uno de los deseos del Santo Padre Francisco, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos invita a salir a las periferias existenciales (n. 20).
Esas periferias no sólo geográficas, sino de muchas personas que están alejadas de Dios, que han dejado el lugar de Dios en sus vidas vacío y que, como dice un proverbio judío: “La silla vacía la ocupa el diablo”. Es nuestra tarea salir en representación del propietario del Reino de los Cielos a buscar obreros para sus campos, alejándolos del ocio, la desolación, la comodidad y el gobierno del gran divisor, el diablo, quien siempre buscará el alejamiento del hombre a Dios. Ahora, nos corresponde meditar sobre lo segundo:
b.- Tiene unos intereses. Dichos intereses son los siguientes: –está interesado en que su viña sea trabajada y dé fruto. –está interesado en que todos estén empleados. –está interesado en pagar lo justo a aquellos que iniciaron temprano, pero también en ser bondadoso con quienes no tuvieron la misma oportunidad. Por último, –está interesado en que quienes fueron encontrados de últimos, tengan oportunidades y no queden desplazados o rechazados. Cada uno de estos intereses son merecidos de reflexionar, especialmente en nuestra catequesis desde la diocesaneidad y sinodalidad, es decir, desde la experiencia de pertenencia a nuestra Iglesia diocesana que sufre como Madre cuando uno de sus miembros no vive plenamente su realidad de cristiano, cuando el pecado y la tentación lo arrastran a la corrupción alejándolo del buen vivir de la vida cristiana… (Cf. Rm 12,5; 1Cor 12,26), así como también desde la experiencia del compromiso asumido en todas aquellas normas y orientaciones que nos permiten vivir en comunión alejándonos de tantas contradicciones e individualismos que nos separan como islas en cada una de nuestras realidades eclesiales (parroquias, comunidades, entre otros).
De ahí, la necesidad de cultivar en nuestra catequesis el compromiso de vida cristiana con nuestra Iglesia Local. El sentido de diocesaneidad debe buscar ampliar la dimensión de sinodalidad con el obispo, su diócesis y comunidad eclesial, sintiéndonos parte importante de un vínculo tan sublime, que supera la propia sangre, asumiendo el coraje de enfrentar y soportar las dificultades de la vida con paciencia y esperanza cristiana. La diocesaneidad y sinodalidad transforma entonces a cada individuo cristiano en una persona de comunión con su Iglesia, sus pastores, con la comunidad que le rodea, sintiéndose parte de un rebaño del cual, el Obispo y sus sacerdotes son sus pastores. Por tanto, no se puede actuar aisladamente, sino de forma orgánica y coordinada, buscando la comunión y el testimonio eclesial como expresión coherente y diferenciación de todas aquellas organizaciones, grupos de personas, lugares y funciones cuyos destinatarios aún no conocen verdaderamente a Jesús, el Hijo de Dios.
Ciertamente vivimos tiempos muy difíciles en nuestra región, y se nos ofrece cada día la tentación de estar absorbidos en medio de tantas ocupaciones, aislándonos y trabajando incluso de manera incoherente a nuestra vida cristiana; son estos tiempos los que no exigen ver con los ojos de Cristo, es decir, con atención, misericordia y reconciliación. Este es el tiempo propicio para asumir las enseñanzas que impulsaron a San Pío X a renovar la catequesis de su tiempo: apartar de la ignorancia religiosa a todo aquel que estuviese débil en su fe, y facilitar con amor la transmisión del mensaje de Jesús en conjunto con el compartir la experiencia del encuentro con Él.
Con mi bendición, y motivándoles desde ya a prepararnos para nuestra Semana Nacional de la Catequesis 2019, con un alto grado de dimensión diocesana, pues nuestros hermanos menores necesitan hoy más que nunca de nosotros, les deseo un feliz día del catequista y de nuestro santo patrono, así como les invito a orar por nuestros hermanos catequistas, por nuestros sacerdotes, especialmente los que están enfermos, por nuestro Obispo, quien como Pastor necesita mucha fuerza en la oración, y por aquellos que aún no han accedido a la oportunidad de ser invitados a trabajar en la viña del Señor…, les bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Los Delegados Vicariales

Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
Su hermano y compañero en el ministerio catequético.