Diócesis de San Cristóbal
Vicaría
de Pastoral
Secretariado Diocesano
de Catequesis
MENSAJE DE NAVIDAD 2023
“Los problemas de este mundo son una ausencia total
de amor, y los de nuestra catequesis también”
A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN
CRISTÓBAL
«y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales... Se les
presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz…»
(Lc 2,7.9).
1.
Quiero
iniciar este mensaje, señalando, que no puedo dejar de brindarles un saludo de
paz y bien, porque si el catequista posee paz y bondad en su corazón y en su
vida, entonces lo tiene todo, y la comunidad a la que pertenece, tiene un gran
regalo de Dios en su entorno. Anhelo que este saludo inunde a cada catequista,
de la valiosa convicción de que nuestra catequesis nos sigue necesitando: más
maduros, con mayor fe y convicción por lo que hacemos, y fieles al compromiso
de iniciar verdaderamente a otros en la vida cristiana. Si todos asumimos esto,
nuestra amada diócesis de San Cristóbal, extendida en todos los rincones de
nuestra región tachirense, pero también expandida a nuestra diócesis hermana en
la Gran Sabana del Caroní, se verá resplandeciente por la fe de un pueblo que
tiene catequistas que le acompañan y fortalecen día a día (cf. Sal 46, 1-2).
2.
En la
actualidad, vivimos en medio de tantas situaciones difíciles, que ponen en
peligro uno de los tesoros más sagrados que la Iglesia resguarda y que, por
ende, nosotros estamos llamados a resguardar, hablo de la familia. Tanto las
guerras, como el aborto, eutanasia, ideología de género, migraciones forzadas,
tráfico de personas, y todo un abanico de elementos divisorios y amenazantes, no
se cansan de buscar la manera de destruirla. En esta realidad tan presente
globalmente, parece ser que el mundo posee una experiencia amplia de todo, menos
de fe, del encuentro con el Señor que es amor. Ante esta somera realidad, se
necesita tomar consciencia que la Iglesia del mañana está en la catequesis de
hoy.
3.
La
catequesis pone las bases de la Iglesia del futuro, y cada catequizando (nuevo
cristiano), será hecho a la medida en que haya sido su catequesis (Directorio
General para la Catequesis, 1997, n.69). Una buena catequesis forma buenos
cristianos, mejores ciudadanos y excelentes humanos, además, no puede haber
creyentes sin catequesis. A partir de allí, me surge la siguiente pregunta:
¿cómo tener un mundo más humano y más hermano, si en la catequesis corremos el
riesgo atrevidamente de no enseñarlo? Ciertamente la doctrina es necesaria,
pero la memoria no lo es todo en la experiencia de la fe; es el desarrollo
integral entre el “ser, saber estar con, del saber y del saber hacer”
(Directorio para la Catequesis, 2020, n. 425) permite que un cristiano viva más
como JESÚS.
4.
Así
mismo, es necesario meditar el Evangelio de hoy de la NATIVIDAD DEL SEÑOR, del
cual quiero que pongamos nuestra atención tanto en el versículo 7, como el 9,
pues el texto sagrado indica que el Hijo de Dios fue envuelto en pañales por la
Santísima Virgen María, y los pastores que pasaban la noche en el campo
cuidando sus ovejas, también se vieron envueltos en la luz de Dios. Qué
intercambio más disparejo, pero a la vez tan significativo. Envolver al niño en
pañales, significa el cuidado, la responsabilidad, la atención que María y José
asumen con el Hijo del Dios altísimo.
5.
Los
pastores por su parte, nos dice el texto que se les presentó el Ángel del
Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz, esto representa a su vez, el
cuidado que Dios sigue asumiendo con cada uno de nosotros, de no rendirse ni
abandonarnos, sino de seguir haciendo hasta lo imposible y mucho más por amor. Los
catequistas estamos para envolver a cada catequizando en la luz de Dios, cuidar
su fe y acompañarle en dicho crecimiento, buscando que sea siempre real y
verdadero, no solo para sí, sino también para su familia. Al mismo tiempo,
tenemos la responsabilidad sagrada como ministros de catequesis, de envolver al
mismo Dios con nuestra experiencia de fe, cuidando que jamás se pierda, ni se
detenga en su crecimiento. Si un catequista deja de crecer en la fe, si no la
vive, entonces ¿para qué es catequista?
6.
Para
responder la anterior pregunta, se necesita tener muy presente, que cada
mensaje de la Iglesia, como este, son una meditación, una llamada a la atención
y a la conversión, es para contemplar el milagro del amor de Dios sobre
nuestras miserias, y también para tomar consciencia sobre esas malandanzas que
no solo afectan nuestro ministerio, sino también a nuestra Iglesia. Necesario
es recordar que, existir sin razón es lo mismo que estar muerto… si nuestra
verdadera razón de ser catequistas está muerta en la catequesis, entonces
estamos asesinando a la Santa Madre Iglesia, y no estoy exagerando, y tú como catequista,
deberías tomarte muy en serio estas palabras. No puedo pedirles perdón si este
mensaje puede percibirse duro, porque de no hacerlo, nuestra Iglesia seguirá
sufriendo, y entonces a ella es a quien le debo pedir perdón si callo.
7.
Al respecto,
ya que se ha hablado de la experiencia de fe, necesario es puntualizar lo
siguiente: lo primero es que la fe no se puede silenciar, y esto significa que
no puedes pretender vivirla solamente en el espacio del templo, necesitas
llevarla contigo para envolver e iluminar cada situación de tu vida y la de
quienes te acompañan en todo momento; la fe necesita ser profundizada, tanto en
el conocimiento, como en la práctica, y para practicarla, se requiere virtudes
como: generosidad, solidaridad, fraternidad, servicio, disposición, amor; la fe
también necesita ser evaluada, esto ayudará a interpretar mejor nuestra
realidad, de no evaluar la fe que tenemos, corremos el peligro de mentirnos,
creyendo que tenemos una fe que posiblemente no existe, o no es la propiamente cristiana;
y por último, en este apartado, la fe necesita ser vivida como Jesús,
recordemos que de nada sirve saber más de Jesús si no lo vamos a vivir.
8.
Toda
esta reflexión nos lleva a un mensaje de consciencia que necesitamos afrontar:
el mea culpa por dejar espacios para la corrupción en nuestra Iglesia.
La fe y el pecado no son compatibles, eso necesitamos asumirlo desde la
vivencia de la verdad, absteniéndonos de lo meramente sacramentalista dentro de
la catequesis, y específicamente de la mentira de celebraciones vacías de
iniciación cristiana. Los catequistas que actúan así, necesitan saber que están
pecando gravemente, que están condenando a otros a vivir sin Cristo y
condenándose en el proceso. Los catequistas en vez de ayudar a salvar, podemos ser
parte de la condenación de este mundo, y eso es nuestra responsabilidad, o lo
tomamos en serio, o entreguemos la catequesis a quien de verdad quiera servir a
Cristo sin pretensiones banales y superficiales.
9.
La
Iglesia necesita confiar en nosotros, no la defraudemos. A nosotros nos
corresponde una sagrada tarea: enseñar, principalmente con el testimonio de
vida, saber hacerle compañía a nuestros catequizandos con el deseo de
encontrarse verdaderamente con Jesús, regalándole el valor del silencio y luego
el de la palabra, y entablando con cada uno un compromiso: compartir la
esperanza por medio de la fe y la caridad. Sin esto, el antitestimonio seguirá
siendo el pan de cada día, las catequesis express de pocos meses de supuesta
preparación cristiana, y la nulidad del encuentro con Dios, continuarán existiendo
en nuestras parroquias y colegios, porque la corrupción la ponemos nosotros
mismos, y lo peor es que no lo vemos como pecado. ¿Para qué servirle a una
Iglesia que traiciono con mi servicio? No nos hace diferentes al propio Judas
Iscariote. Y si tu sacerdote forma parte de esto, corrígelo, porque la condenación
también es colectiva.
10.
Es por
ello que, en este momento actual, nuestra responsabilidad y compromiso es cada
vez mayor, de nada sirve ser catequista, tener un ministerio, hacer un
diplomado de formación, servir en la parroquia, si todo lo que hacemos no ayuda
en la salvación de las almas. Mis queridos hermanos, deseo tanto que este
mensaje tenga la fuerza necesaria para poder lograr la renovación que tanto
necesita nuestra Iglesia de San Cristóbal, pues las normas están hechas,
depende de nosotros el cumplirlas. Que esta Navidad sirva para que los
catequistas colaboremos en la hermosa tarea de la Santísima Virgen María:
envolver al salvador con nuestra experiencia de fe, pero también envolver al
mundo con el amor de Dios.
Con mi bendición fraterna les deseo una:
¡FELIZ
NAVIDAD 2023 Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2024
A MIS HERMANOS CATEQUISTAS!!!
Oren también por mí.
Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
Su hermano y servidor
Director del Secretariado
Catequistas
Delegados Vicariales de Catequesis
SAN CRISTÓBAL, 25 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2023.
FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.