lunes, 25 de diciembre de 2023

MENSAJE DE NAVIDAD 2023 “Los problemas de este mundo son una ausencia total de amor, y los de nuestra catequesis también”

Diócesis de San Cristóbal

Vicaría de Pastoral

Secretariado Diocesano de Catequesis

 

MENSAJE DE NAVIDAD 2023

“Los problemas de este mundo son una ausencia total de amor, y los de nuestra catequesis también”

A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO SANTO DE DIOS

EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTÓBAL

 

«y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales... Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz…»

(Lc 2,7.9).

 

1.      Quiero iniciar este mensaje, señalando, que no puedo dejar de brindarles un saludo de paz y bien, porque si el catequista posee paz y bondad en su corazón y en su vida, entonces lo tiene todo, y la comunidad a la que pertenece, tiene un gran regalo de Dios en su entorno. Anhelo que este saludo inunde a cada catequista, de la valiosa convicción de que nuestra catequesis nos sigue necesitando: más maduros, con mayor fe y convicción por lo que hacemos, y fieles al compromiso de iniciar verdaderamente a otros en la vida cristiana. Si todos asumimos esto, nuestra amada diócesis de San Cristóbal, extendida en todos los rincones de nuestra región tachirense, pero también expandida a nuestra diócesis hermana en la Gran Sabana del Caroní, se verá resplandeciente por la fe de un pueblo que tiene catequistas que le acompañan y fortalecen día a día (cf. Sal 46, 1-2).

2.      En la actualidad, vivimos en medio de tantas situaciones difíciles, que ponen en peligro uno de los tesoros más sagrados que la Iglesia resguarda y que, por ende, nosotros estamos llamados a resguardar, hablo de la familia. Tanto las guerras, como el aborto, eutanasia, ideología de género, migraciones forzadas, tráfico de personas, y todo un abanico de elementos divisorios y amenazantes, no se cansan de buscar la manera de destruirla. En esta realidad tan presente globalmente, parece ser que el mundo posee una experiencia amplia de todo, menos de fe, del encuentro con el Señor que es amor. Ante esta somera realidad, se necesita tomar consciencia que la Iglesia del mañana está en la catequesis de hoy.

3.      La catequesis pone las bases de la Iglesia del futuro, y cada catequizando (nuevo cristiano), será hecho a la medida en que haya sido su catequesis (Directorio General para la Catequesis, 1997, n.69). Una buena catequesis forma buenos cristianos, mejores ciudadanos y excelentes humanos, además, no puede haber creyentes sin catequesis. A partir de allí, me surge la siguiente pregunta: ¿cómo tener un mundo más humano y más hermano, si en la catequesis corremos el riesgo atrevidamente de no enseñarlo? Ciertamente la doctrina es necesaria, pero la memoria no lo es todo en la experiencia de la fe; es el desarrollo integral entre el “ser, saber estar con, del saber y del saber hacer” (Directorio para la Catequesis, 2020, n. 425) permite que un cristiano viva más como JESÚS.

4.      Así mismo, es necesario meditar el Evangelio de hoy de la NATIVIDAD DEL SEÑOR, del cual quiero que pongamos nuestra atención tanto en el versículo 7, como el 9, pues el texto sagrado indica que el Hijo de Dios fue envuelto en pañales por la Santísima Virgen María, y los pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas, también se vieron envueltos en la luz de Dios. Qué intercambio más disparejo, pero a la vez tan significativo. Envolver al niño en pañales, significa el cuidado, la responsabilidad, la atención que María y José asumen con el Hijo del Dios altísimo.

5.      Los pastores por su parte, nos dice el texto que se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz, esto representa a su vez, el cuidado que Dios sigue asumiendo con cada uno de nosotros, de no rendirse ni abandonarnos, sino de seguir haciendo hasta lo imposible y mucho más por amor. Los catequistas estamos para envolver a cada catequizando en la luz de Dios, cuidar su fe y acompañarle en dicho crecimiento, buscando que sea siempre real y verdadero, no solo para sí, sino también para su familia. Al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad sagrada como ministros de catequesis, de envolver al mismo Dios con nuestra experiencia de fe, cuidando que jamás se pierda, ni se detenga en su crecimiento. Si un catequista deja de crecer en la fe, si no la vive, entonces ¿para qué es catequista?

6.      Para responder la anterior pregunta, se necesita tener muy presente, que cada mensaje de la Iglesia, como este, son una meditación, una llamada a la atención y a la conversión, es para contemplar el milagro del amor de Dios sobre nuestras miserias, y también para tomar consciencia sobre esas malandanzas que no solo afectan nuestro ministerio, sino también a nuestra Iglesia. Necesario es recordar que, existir sin razón es lo mismo que estar muerto… si nuestra verdadera razón de ser catequistas está muerta en la catequesis, entonces estamos asesinando a la Santa Madre Iglesia, y no estoy exagerando, y tú como catequista, deberías tomarte muy en serio estas palabras. No puedo pedirles perdón si este mensaje puede percibirse duro, porque de no hacerlo, nuestra Iglesia seguirá sufriendo, y entonces a ella es a quien le debo pedir perdón si callo.

7.      Al respecto, ya que se ha hablado de la experiencia de fe, necesario es puntualizar lo siguiente: lo primero es que la fe no se puede silenciar, y esto significa que no puedes pretender vivirla solamente en el espacio del templo, necesitas llevarla contigo para envolver e iluminar cada situación de tu vida y la de quienes te acompañan en todo momento; la fe necesita ser profundizada, tanto en el conocimiento, como en la práctica, y para practicarla, se requiere virtudes como: generosidad, solidaridad, fraternidad, servicio, disposición, amor; la fe también necesita ser evaluada, esto ayudará a interpretar mejor nuestra realidad, de no evaluar la fe que tenemos, corremos el peligro de mentirnos, creyendo que tenemos una fe que posiblemente no existe, o no es la propiamente cristiana; y por último, en este apartado, la fe necesita ser vivida como Jesús, recordemos que de nada sirve saber más de Jesús si no lo vamos a vivir.

8.      Toda esta reflexión nos lleva a un mensaje de consciencia que necesitamos afrontar: el mea culpa por dejar espacios para la corrupción en nuestra Iglesia. La fe y el pecado no son compatibles, eso necesitamos asumirlo desde la vivencia de la verdad, absteniéndonos de lo meramente sacramentalista dentro de la catequesis, y específicamente de la mentira de celebraciones vacías de iniciación cristiana. Los catequistas que actúan así, necesitan saber que están pecando gravemente, que están condenando a otros a vivir sin Cristo y condenándose en el proceso. Los catequistas en vez de ayudar a salvar, podemos ser parte de la condenación de este mundo, y eso es nuestra responsabilidad, o lo tomamos en serio, o entreguemos la catequesis a quien de verdad quiera servir a Cristo sin pretensiones banales y superficiales.

9.      La Iglesia necesita confiar en nosotros, no la defraudemos. A nosotros nos corresponde una sagrada tarea: enseñar, principalmente con el testimonio de vida, saber hacerle compañía a nuestros catequizandos con el deseo de encontrarse verdaderamente con Jesús, regalándole el valor del silencio y luego el de la palabra, y entablando con cada uno un compromiso: compartir la esperanza por medio de la fe y la caridad. Sin esto, el antitestimonio seguirá siendo el pan de cada día, las catequesis express de pocos meses de supuesta preparación cristiana, y la nulidad del encuentro con Dios, continuarán existiendo en nuestras parroquias y colegios, porque la corrupción la ponemos nosotros mismos, y lo peor es que no lo vemos como pecado. ¿Para qué servirle a una Iglesia que traiciono con mi servicio? No nos hace diferentes al propio Judas Iscariote. Y si tu sacerdote forma parte de esto, corrígelo, porque la condenación también es colectiva.

10.   Es por ello que, en este momento actual, nuestra responsabilidad y compromiso es cada vez mayor, de nada sirve ser catequista, tener un ministerio, hacer un diplomado de formación, servir en la parroquia, si todo lo que hacemos no ayuda en la salvación de las almas. Mis queridos hermanos, deseo tanto que este mensaje tenga la fuerza necesaria para poder lograr la renovación que tanto necesita nuestra Iglesia de San Cristóbal, pues las normas están hechas, depende de nosotros el cumplirlas. Que esta Navidad sirva para que los catequistas colaboremos en la hermosa tarea de la Santísima Virgen María: envolver al salvador con nuestra experiencia de fe, pero también envolver al mundo con el amor de Dios.

Con mi bendición fraterna les deseo una:

 

¡FELIZ NAVIDAD 2023 Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2024 A MIS HERMANOS CATEQUISTAS!!!

 

Oren también por mí.

 

Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez

 Su hermano y servidor

Director del Secretariado

 

Catequistas Delegados Vicariales de Catequesis

 

 

SAN CRISTÓBAL, 25 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2023. FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.

 


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