lunes, 1 de septiembre de 2014

EL AÑO LITÚRGICO (TEMA XXII)

En este tema apreciados hermanos, espero que podamos reflexionar y motivarnos a conocer más sobre el don que nos brinda nuestro Padre Dios a través de la Iglesia, que Dios Todopoderoso nos pueda guíar por la senda del bien en este ministerio que ustedes y yo prestamos. Dios les bendiga siempre.... Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez. Su hermano en Cristo.

EL AÑO LITÚRGICO (TEMA XXII)

Durante todo el año, la Iglesia celebra los distintos aspectos del gran misterio de nuestra salvación, llamado también el "Misterio Pascual". La Iglesia tiene su año: El AÑO LITÚRGICO, con sus fiestas determinadas. En cada fiesta conmemora un aspecto de nuestra salvación. El Año Litúrgico comienza con el primer domingo de Adviento, a fines de noviembre. Adviento quiere decir venida. Esperamos la venida del Señor en Navidad. Son cuatro semanas que nos preparan para esta fiesta. Deseo que podamos ahondar sobre cada tiempo litúrgico, y que este tema sea un abre boca para ello. En ese sentido, las 4 semanas de Adviento tienen una temática Teológica y Maravillosa que debemos conocer. Como ya hemos dicho, Adviento significa: "vendia" "preparación", y debemos prepararnos cada semana de la siguente manera: En la I SEMANA DE ADVIENTO la temática de preparación va marcada por "LA VIGILANCIA", y las lecturas de la Palabra de Dios que escucharemos en cada Eucaristía de esa semana nos marcarán la pauta de aquellos detalles que debemos vigiliar en nuestras vidas, principalmente la pureza de nuestra alma. En la II SEMANA DE ADVIENTO, la temática de preparación lleva por título "CONVERSIÓN", y es aquí donde las lecturas nos invitarán a convertir todo aquello que por nuestra poca vigilancia hemos descuidado. LA III SEMANA DE ADVIENTO, lleva por tema "TESTIMONIO", y en las lecturas de esta semana tendremos por modelo a nuestra Santìsima Madre la Virgen María, y en la IV SEMANA DE ADVIENTO, nos preprarmos con el "ANUNCIO", NOS RECONCILIAMOS CON DIOS PARA LUEGO AYUDAR A LOS DEMÁS A RECONCILIARSE CON EL, y así recibirle como se lo merece, con el corazón limpio, puro, humilde y sencillo, como en aquella pesebrera de Belén.
La Navidad celebra el Nacimiento de Jesús. Enviado del Padre, vino a poner su tienda de campaña entre nosotros, para ser el camino que nos lleva a Dios, para ser la Verdad y la Vida.
Con el miércoles de ceniza comienza la CUARESMA, 40 días de reflexión y penitencia, para preparamos a la mayor fiesta de los cristianos: la PASCUA.
En la Semana Santa, conmemoramos el sufrimiento y la muerte de Jesús para, en el día de Pascua, manifestar nuestra alegría por la resurrección del Señor. Jesús está vivo y está en medio de nosotros.
Jesús volvió a la gloria del Padre. Está sentado "a la derecha de Dios". Esto quiere decir que Él, después de la humillación de la muerte en la cruz, fue elevado y participa del poder de Dios. Nosotros los celebramos en la ASCENSIÓN. Cristo nos envía su Espíritu. Jesús está con Dios, en poder y gloria, pero está también con nosotros hasta el fin de los tiempos por medio del Espíritu que El nos regala.
Nos acordamos de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, pero también del Espíritu en nuestra vida, en la fiesta de PENTECOSTÉS. Celebramos el nacimiento de la Iglesia, la gran comunidad de Jesús, unida por el Espíritu Santo.
El ciclo pascual son siete semanas, que van del domingo de Pascua hasta Pentecostés, celebrando las distintas facetas de un único misterio: el Misterio Pascual.
Después de Pentecostés, la Iglesia recuerda el mensaje de Jesús a través de fiestas comoCorpus ChristiSagrado CorazónTodos los Santos, de Nuestra Señora y algunos santos, hasta la llegada del Adviento.
Todo el tiempo, durante el año, está impregnado de la presencia de Dios y su acción salvadora. Dios mismo camina con su Pueblo hasta el fin de los tiempos.

Trabajo en Grupo
1. ¿Que hacer para llevar a nuestros catequizándos a la celebración de la Liturgia y del Año Litúrgico? ¿Qué estamos haciendo? ¿Que nos falta por hacer?
Leer Catechesi Tradendae 23.
Oración
Lectura de Heb. cap. 9. Compartan la reflexión.
• Si es necesario, una breve explicación.
• Unos momentos de silencio.

LA HISTORIA DE LA CATEQUESIS ILUMINA NUESTRO CAMINAR (TEMA XXI)

MI MAS FRATERNO Y SINCERO SALUDO A MIS HERMANOS CATEQUISTAS DE NUESTRA BENDECIDA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL. EL TEMA QUE PRESENTAMOS, DESEA EXTENDER NUESTRA VISIÓN DE CATEQUESIS DÍA A DÍA, RECORDÁNDONOS QUE EL PASADO ES IMPORTANTE PARA MEJORAR EL PRESENTE Y CONSTRUIR UN MARAVILLOSO FUTURO, PERTENECEMOS A UNA COMUNIDAD Y ESTAMOS LLAMADOS A VIVIR EN ELLA, NUESTRA CATEQUESIS TIENE ESE COMPROMISO: "INSERTAR AL CRISTIANO EN LA COMUNIDAD", NECESITAMOS FORMAR GENERACIÓN NO SÓLO DE RELEVO, SINO DE CAMINO, DE PEREGRINOS QUE PRESENTAN SU OPCIÓN POR CRISTO COMO UNA LUZ GUÍA EN MEDIO DE TANTA SOMBRA Y OSCURIDAD. CUESTIONÉMONOS EL HECHO DE QUE MUCHOS DE LOS SECUESTROS, ROBOS, SICARIATOS, ENTRE OTROS MALES DE ESTE MUNDO, SON REALIZADOS POR NUESTROS BAUTIZADOS, CATEQUIZADOS, CATÓLICOS..., QUE UNA VEZ ESTUVIERON EN MANOS DE UN CATEQUISTA Y DE UNA FAMILIA CRISTIANA QUE SÓLO SE PREOCUPÓ POR PREPARARLOS PARA UN SACRAMENTO, Y NO PARA UNA VIDA CRISTIANA PROGRESIVA Y PERMANENTE. NECESITAMOS TOMAR CONCIENCIA DE ESTO Y DE MUCHAS COSAS, PORQUE EL FUTURO DE LA HUMANIDAD TAMBIÉN DEPENDE ELLO, Y TÚ MI HERMANO CATEQUISTA, TIENES ESA RESPONSABILIDAD EN TUS MANOS. NO DEPENDE DEL PAPA SOLAMENTE, DEL OBISPO, DEL SACERDOTE, DE LA RELIGIOSA, DEL LAICO, DEPENDE DE TODOS. CON MI BENDICIÓN, Y DESEANDO QUE TENGAN MUCHA SALUD Y BIENESTAR..., PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ. DIOS LOS BENDIGA....

LA HISTORIA DE LA CATEQUESIS ILUMINA NUESTRO CAMINAR (TEMA XXI)
Para entender el caminar de la catequesis en América Latina, para juzgarla y, si es necesario, corregirla, es bueno saber algo sobre la catequesis del pasado. La catequesis atraviesa una historia 20 siglos aproximadamente. Ha tenido sus altos y bajos. Y es mucho lo que podemos aprender para iluminar nuestra catequesis actual.
Desde sus orígenes, la Iglesia ha procurado poner en práctica el mandato de Cristo: 'Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos" (Mt 28,19). Los apóstoles anunciaron el mensaje de Cristo; y, a lo largo de los siglos, los misioneros dejaron su tierra para llevar el Evangelio a todas partes del mundo.
Generalmente se hace una distinción entre "evangelización" y "catequesis". Evangelización sería el anuncio a los hombres. La catequesis lleva a la celebración de la vida en la liturgia, en la comunidad.
Los Obispos en Puebla dijeron que no basta anunciar la Palabra y denunciar el pecado que existe en nuestra realidad. Necesitamos también celebrar nuestra vida y nuestra fe. Nosotros lo hacemos en los sacramentos. En la vida cristiana, los sacramentos son momentos fuertes de comunión de Dios con los seres humanos y de éstos con Dios.

Los Obispos dijeron:
"En toda catequesis integral están inseparablemente unidos:
El conocimiento de la Palabra de Dios,
La  celebración de la fe en los sacramentos,
La cohesión de la fe en la vida cotidiana (Puebla n999).

En la Liturgia celebramos nuestra vida y nuestra fe. La palabra "Liturgia" viene de dos palabras griegas: leito: “del pueblo”; “ergon”: obra, acción, servicio. La Liturgia es, por tanto, la acción de Dios en favor del Pueblo, y la acción del Pueblo en relación con Dios. Nos reunimos ciertos días y en ciertos lugares para rezar, orar, compartir la Palabra de Dios y expresar nuestra fe. El lugar es generalmente la Iglesia. Se celebra la Misa y se administran los Sacramentos. Se celebra la Liturgia: el culto del Pueblo a Dios. Y Dios se comunica con su Pueblo.
El acto litúrgico, el culto, es una acción de alabanza a Dios, es un acto comunitario, de comunidad, del Pueblo de Dios. Es un acto ofrecido a Dios en unión con Jesucristo. En la Liturgia, Jesús está en medio de nosotros, como nuestro hermano que, con nosotros, rinde alabanza a Dios Padre. La Liturgia no se dirige, a Jesús, sino al Padre.
En la Liturgia, no sólo alabamos a Dios. También le damos gracias por los beneficios recibidos. Pedimos perdón de nuestros pecados y faltas, y pedimos las gracias de Dios.
El acto litúrgico se hace con ceremonias, gestos, oraciones, lecturas, expresiones corporales y momentos de silencio que son demasiado importantes.
El culto a Dios beneficia también al ser humano. Este, al entrar en contacto con Dios, toma conciencia de su condición de criatura. Se siente pequeño y pecador.
Toma conciencia de su tarea y misión. Pide a Dios la gracia de poder concretar en la vida lo que expresa en la Liturgia: Dios tiene que ocupar el primer lugar en la vida. La voluntad de Dios es la primera preocupación. Toma conciencia de que la voluntad de Dios es transformar este mundo en un mundo mejor y hacerlo más cristiano.
La Eucaristía está en el centro de la Liturgia. Alrededor de ella giran los otros sacramentos, todos orientados por ella: el Bautismo, la Confirmación, la Confesión, la Unción de los Enfermos, el Matrimonio, el Orden.
El domingo, sobre todo, la comunidad se reúne para celebrar la Eucaristía, siguiendo la costumbre de los primeros cristianos. Ellos se reunían ese día para conmemorar la muerte y resurrección de Jesús. El domingo se convirtió en "el día del Señor", en que el Pueblo de Dios expresa su unión como familia, su fraternidad y solidaridad.
El pueblo ora, canta, participa del banquete de la unión. Nunca el Pueblo es tan "Pueblo" de Dios como cuando, unido en la misma fe, se expresa y se compromete en la Eucaristía.
Pero este acto de culto sólo tiene sentido si los cristianos, en la vida de cada día, viven lo que están celebrando. Si no hay compromiso, si no hay una vivencia verdaderamente cristiana, no tiene sentido alabar a Dios sólo con palabras. La Liturgia y la vida no pueden separarse nunca.
Los otros sacramentos están orientados a la Eucaristía. Y, preferentemente, deberían celebrarse dentro de Ella. Detengámonos un poco más en este punto:
Para poder participar en la Eucaristía, es necesario pertenecer al Pueblo de Dios, a la comunidad de los cristianos. Entramos en esta comunidad por el BAUTISMO. Y asumimos un compromiso con esa comunidad.

Una vez que pertenecemos a la comunidad cristiana, tenemos que ser miembros responsables, dedicados al servicio del Reino de Dios. Esto se expresa sobre todo por la CONFIRMACIÓN. Este sacramento confirma nuestro compromiso como miembros del Pueblo de Dios. Contamos con la gracia del Espíritu Santo para vivir nuestro cristianismo hasta las últimas consecuencias.

Cuando fracasamos como miembros de la Iglesia, podemos contar con la misericordia de Dios en el sacramento del PERDÓN. Con nuestro pecado perjudicamos a la comunidad cristiana. Necesitamos volver, confesar nuestros pecados y pedir perdón a Dios y a la comunidad. Perdonados, estaremos más preparados para celebrar el culto a Dios en la Eucaristía, con la comunidad.

Cuando alguien está enfermo o debilitado por la edad, la comunidad cristiana quiere estar presente con la UNCIÓN DE LOS ENFERMOS. No es un sacramento aislado de la comunidad. Expresa la presencia de ella en la enfermedad. Quiere expresar también la presencia del enfermo en la comunidad por la comunión, participando así de la celebración de la Eucaristía.
El MATRIMONIO expresa el amor entre Cristo y la Iglesia, la entrega total del uno al otro, como Cristo la vivió y como nosotros la vivimos en la Eucaristía.

Finalmente, el sacramento del ORDEN SACERDOTAL ordena a los sacerdotes que presiden la Liturgia, que animan y orientan al Pueblo de Dios y que, por medio de los sacramentos, hacen presente la acción liberadora de Cristo. Así, todos los sacramentos forman una unidad, teniendo a la Eucaristía como centro.

Reflexión en grupos
¿Cómo debe ser nuestra catequesis de manera que forme a los catequizandos para una vivencia litúrgica?
En plenaria, tengamos en cuenta los puntos siguientes:
1. La Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia.
2. Es el Pueblo que se reúne con Jesús, para rendir culto al Padre. El Padre es el fin. Cristo es el mediador.
3. La Liturgia es siempre comunitaria.
4. Todos los sacramentos están orientados a la Eucaristía.
5. No puede haber culto a Dios sin vivencia cristiana.

EL CONTENIDO DEL MENSAJE CATEQUÉTICO (TEMA XX)

SALUD Y BENDICIONES MIS HERMANOS CATEQUISTAS.  BENDICIONES PARA TODOS LOS CATEQUISTAS DE NUESTRA HERMOSA DIÓCESIS, RECUERDEN QUE EN MÍ, TIENEN A UN SACERDOTE QUE CADA DÍA CELEBRA LA EUCARISTÍA Y OFRECE SU ORACIÓN POR USTEDES. QUE DIOS NOS BENDIGA Y NOS ENSEÑE SIEMPRE A SER SUS HIJOS. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

EL CONTENIDO DEL MENSAJE CATEQUÉTICO

Después de todo lo que hemos visto en los 19 temas anteriores, tal vez pueda surgir entre nosotros una pregunta: Si la catequesis es todo un proceso de vivencia comunitaria para iluminar la vida con la Palabra de Dios, ¿no es necesaria una "enseñanza" sistemática?
Hemos visto que la tarea del catequista es ayudar a su grupo a reflexionar sobre la vida, ver cómo el Evangelio ilumina esa vida y lleva a las personas a comportarse de acuerdo a su fe. Podemos hablar de una catequesis ocasional, porque buscamos una iluminación del Evangelio cuando se producen ciertos acontecimientos, situaciones y problemas.
Es cierto que no puede faltar alguna sistematización catequética. En general, las mismas comunidades y movimientos la reclaman. En toda parroquia debería solicitarse algún curso, taller o algo parecido para esclarecer su fe de un modo más sistemático.
En el trabajo con jóvenes es también necesaria alguna sistematización. Una buena oportunidad es la preparación para la Confirmación.
Para niñas y niños, contamos con la preparación para la Primera Eucaristía, que puede abarcar varios años de preparación y que supone una catequesis sistemática.
Para adolescentes, tenemos la catequesis de Perseverancia.
Es claro que para la niñez y la adolescencia hemos de presentar el contenido de la fe con la debida dosis, según la edad, porque todavía no son capaces de asimilar el mensaje en toda su profundidad.
Los documentos, tanto el de Puebla como Catechesi Tradendae, dicen que la catequesis debe ser fiel a Jesucristo, a la Iglesia y al Ser Humano. "La fidelidad a Dios se expresa en la catequesis como fidelidad a la Palabra dada en Jesucristo. El catequista no se predica a sí mismo, sino a Jesucristo, siendo fiel a su Palabra y a la integridad de su mensaje" (P. 994)
“Todo aquel que catequiza sabe que la fidelidad a Jesucristo está indisolublemente unida a la fidelidad a la Iglesia; que él, con su trabajo, está edificando continuamente la comunidad y transmitiendo la imagen de la Iglesia; que debe hacer esto en unión con los obispos y con la misión recibida de ellos". (P. 995)
"La fidelidad a la mujer y al hombre latinoamericanos exige a la catequesis que ella penetre, asuma y purifique los valores de su cultura. Por consiguiente, que se esmere en el uso y adaptación del lenguaje catequético" (P. 996)

¿Cómo somos fieles al mensaje de Jesucristo?
Llevemos a los catequizandos a conocer a Jesucristo, que nos revela quién es su Padre y nuestro Padre: Dios.
Jesús vino para liberar al ser humano, con su modo de vivir, de enseñar y de actuar.
El se dio sin medida en la cruz, manifestando así hasta dónde llega el amor. Resucitó y camina con nosotros hasta el fin de los tiempos. Para conocer a Jesús es indispensable el conocimiento del Evangelio.

¿Cómo somos fieles a la Iglesia?
Jesús envió su Espíritu para consolidar y formar la comunidad de la Iglesia. La Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, la gran comunidad, la familia de Dios. Es un pueblo que camina, guiado por sus pastores, y que existe para servir al mundo. La Iglesia es la gran comunidad que debe estar en el mundo:

1. Una señal del Reino de Dios, que es un Reino de paz, de justicia y amor.
2. Un instrumento para que ese Reino de justicia y paz se extienda al mundo entero. Pero ella sólo puede ser instrumento si es señal, es decir, si ella vive lo que predica.
Así, la Iglesia va caminando a través de la historia de la humanidad, hasta el fin de los tiempos. Entonces, Cristo "volverá", completará su obra y se la entregará a Dios, que será todo en todos.
La vida de cada persona y la vida de la humanidad tienen un fin escatológico. Esto quiere decir que no termina aquí en la tierra, sino que continuará más allá de la muerte.
Durante su peregrinación por esta tierra, la Iglesia hace presentes las señales de la salvación, que son los sacramentos. Por medio de ellos celebra y vive la salvación que Cristo nos trajo y que debe penetrar toda la vida humana, desde la cuna hasta la tumba.

¿Cómo somos fieles a la persona?
Toda la acción pastoral de la Iglesia contempla la salvación concreta del ser humano, de todo el ser humano y de todos los seres humanos. En América Latina se dirige a la mujer y al hombre latinoamericanos, con toda su problemática, con sus angustias y sufrimientos. De modo especial, se dirige a los pobres.
No es éste el lugar para profundizar el contenido de nuestra fe. Para eso existen los libros y cursos que pueden orientar. El Documento de Puebla da una visión general del contenido de la evangelización, en el capitulo I de la 2a parte. (Números 165 a 339)
Es indispensable profundizar la Sagrada Escritura. Hoy no podemos pensar en una catequesis que no sea bíblica.
Otra orientación viene de los documentos de la Iglesia, del Papa, de nuestros Obispos, porque ellos acompañan los acontecimientos y enseñan a interpretar la vida a la luz del Evangelio, en nuestra realidad.
En su discurso en Porto Alegre (Brasil), el Papa hizo una observación sobre el contenido de la catequesis. Dijo:
“La catequesis no es simplemente una enseñanza, sino que es transmisión de un mensaje de vida. (...) Quien dice "mensaje", dice algo más que doctrina. (...) El mensaje NO se limita a proponer ideas. Exige una respuesta, pues es una interpelación entre personas, entre el que propone y el que responde".

Trabajo en grupo
1.  ¿Cuál es la diferencia entre "contenido" y "mensaje", según el pensamiento del Papa?
2. ¿Por qué es necesario sistematizar el contenido de la fe?
3. ¿Cuáles son los principales puntos de ese contenido?
4. ¿Qué quiere decir fidelidad a Jesucristo?
5. ¿Qué quiere decir fidelidad a la Iglesia? ¿Se limita esa fidelidad sólo a las cuestiones doctrinales?

Plenaria                                  
¿Por qué debemos conocer los documentos de la Iglesia? ¿Cuáles son los documentos que estamos ya leyendo o estudiando?
Lea en casa, o en grupo, CT cap. I y el número 21.
Oración
Lectura de 2 Tim 3,14-17 y 4,1-5. Compartan la reflexión.

CATEQUESIS, PROCESO PERMANENTE Y PROGRESIVO (TEMA XIX)

En esta ocasión, presentamos una propuesta de catequesis en camino a una vida de fe, permanente y progresiva, que nos acerque cada vez más al conocimiento de Cristo y su Evangelio. Aunque se trató de que el tema fuese breve, realmente tiene mucho que profundizarse y alimentarse si lo reflexionamos en común con nuestros hermanos catequistas. Dios les bendiga mis queridos hermanos. Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez., su servidor. Espero les sirva de mucho.

CATEQUESIS, PROCESO PERMANENTE Y PROGRESIVO

Cuando se habla de catequesis, muchos piensan en la catequesis de niños y niñas. Pero la catequesis no se reduce a la edad infantil.
Los Obispos en Puebla dijeron: "La catequesis es un proceso de conversión y crecimiento permanente y progresivo en la fe" (P. 998).
Los Obispos de Brasil, en febrero de 1980, definieron la catequesis como un proceso dinámico, gradual y permanente. Un proceso es algo que se desarrolla poco a poco. Es un camino a recorrer. Es dinámico, en constante movimiento. Es gradual, porque pasa por etapas. Es permanente. Es un proceso que nunca se termina.
Por eso, debemos hablar hoy de CATEQUESIS PERMANENTE. La catequesis va de la cuna a la tumba. Es para la niñez, para los jóvenes, adultos y ancianos (Se puede ver el Documento de Puebla, N. 1011).
¿Cuáles son las etapas de este proceso permanente? Es difícil presentar un esquema. Hay personas que empiezan a ser catequizados muy pronto, en el ambiente familiar. Otros, sólo cuando son jóvenes o adultos. Para unos, la catequesis, incluso desde la infancia, es pobre, mientras que otros son bien catequizados. Pero, teniendo en cuenta todo esto, podemos presentar un esquema:

la etapa:
Catequesis preescolar
Se da en familia, en la vivencia con los padres y hermanos. Es una catequesis ocasional y, generalmente, no sistemática. Se puede Iniciar una catequesis parroquial para los pequeñitos, que en esta fase están muy abiertos a un mensaje religioso (Leer Catechesi Tradendae 36).
2a etapa:
Catequesis de niños y niñas
Continúa en la familia. Catequesis parroquial. Preparación para la Primera Confesión y Eucaristía. La enseñanza religiosa en las escuelas (CT 37).
3a etapa:
Catequesis de adolescentes
Continúa en la familia. Catequesis parroquial (de perseverancia o grupos de muchachitos). La enseñanza religiosa en las escuelas.
4a etapa:
Catequesis de jóvenes
En la parroquia: Preparación para la Confirmación. Grupos de Jóvenes. Más tarde: Cursos para enamorados y novios. (En este nivel, más bien que de catequesis hablamos de grupos, cursos etc. Es una fase Importante. Puebla hace también una opción preferencial por los jóvenes CT 39-40).
5ª etapa:
Catequesis de adultos
Comunidades de base, círculos bíblicos, cursos, movimientos.

En este esquema podemos ver que hay diferentes lugares de catequesis:

a) LA FAMILIA. Los padres son los primeros catequistas, aunque no den, generalmente, una catequesis sistemática. Los padres catequizan más con el ejemplo que con sus palabras. El niño(a) imita a sus padres en lo que hacen, no en lo que hablan.
En cuanto a los niños(as) mayores y a los jóvenes, ellos también catequizan a los padres. En la familia tiene que haber diálogo, respeto mutuo, deseo de aprender unos de otros. Las reuniones para los padres, hechas en la parroquia, los cursos, movimientos etc., influyen en la formación religiosa de los hijos (CT 68).

b) LA PARROQUIA. Es otro lugar importante de la catequesis. En ella funcionan la catequesis parroquial, los grupos de jóvenes, los movimientos, las comunidades de Base y los círculos bíblicos. Como veremos luego, en otros temas, la catequesis contempla la entrada y la vivencia en una comunidad: la comunidad parroquial (CT 67 y 70).
En la parroquia, la Liturgia es también un medio muy importante de catequizar a los fieles (CT 48).

c) LA ESCUELA. Es también un lugar de formación religiosa. Aunque tenga aspectos diferentes de la catequesis parroquial, la escuela puede y debe dar su contribución a la educación religiosa de los alumnos (CT 69).

d) LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: televisión, radio, periódicos, revistas, cine, tienen una fuerza muy grande en la formación de nuestro pueblo, especialmente de los jóvenes y adolescentes. Y no siempre influyen de la manera mejor. Hay todavía un gran campo en que la Iglesia tiene que hacerse presente (CT 46). Gracias a Dios, tenemos a Radio Natividad, quien ya está en su 2do. Aniversario, y que ha sido de gran ayuda en esta tarea evangelizadora y catequética en nuestra Diócesis.

Cada tipo de catequesis supone métodos diferentes. También de parte del catequista o del agente de pastoral exige distintos grados de formación y madurez. Pero hay ciertas líneas fundamentales que se aplican a todas las etapas.

Estudio en grupo
1.  ¿Hay en su parroquia o comunidad una catequesis diversificada para todas las edades? ¿Qué es lo que hay? ¿Qué falta todavía? ¿Por qué?
2. ¿Qué puede hacerse para los grupos a los que no se ha llegado todavía? ¿Pueden asumir los catequistas de su parroquia la responsabilidad de cubrir aquello que falta?
3.  ¿Con qué edad y en qué lugar prefiere usted trabajar?

Plenario: Pueden estudiar en grupo, o leer en casa, los números de Catechesi Tradendae que hemos citado anteriormente. O pueden leer el capítulo quinto del mismo documento.

Oración
Lectura de Lc, 9,1-6. Comparan la reflexión. Oraciones espontáneas.

JUNTOS PODEMOS...JUNTOS PODEMOS...

EL CATEQUISTA LLEVA A LA PERSONA EL MENSAJE DE SU LIBERACIÓN (TEMA XVIII)

SALUDOS MIS HERMANOS CATEQUISTAS, HEMOS SIDO LIBERADOS POR CRISTO DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE DE LA CONDENACIÓN ETERNA. ESTAMOS LLAMADOS A SER FELICES, PERO LA FELICIDAD ES ALGO QUE DEBE BUSCARSE DÍA A DÍA EN MEDIO DE LAS PRUEBAS COTIDIANAS. DECÍA EL SAN AGUSTÍN. "AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS", SE FELIZ. EL AMOR ES LA BASE DE LA FELICIDAD, Y LA FELICIDAD ES UNA INTIMA RELACIÓN CON JESÚS NUESTRO SALVADOR. QUE ESA ÍNTIMA RELACIÓN SEA NUESTRA GUÍA EN ESTA AVENTURA INAGOTABLE DE SER CATEQUISTAS. DIOS LOS BENDIGA.  PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

EL CATEQUISTA LLEVA A LA PERSONA EL MENSAJE DE SU LIBERACIÓN

La misión del catequista es llevar a todos el mensaje de salvación que Cristo nos trajo. Este mensaje se dirige a toda la humanidad.

¿Qué entendemos por "salvación" o 'liberación?
Al hablar de salvación, muchos piensan automáticamente en salvar el alma e ir al cielo. La salvación sería, por tanto, algo que viene después de la muerte.Otros entienden por salvación "estar en amistad con Dios". Ponen la salvación solamente en el aspecto religioso e individual. No es que esta manera de pensar sea totalmente equivocada, pero es incompleta.El Papa Pablo VI, en su Encíclica Populorum Progressio, dijo que la salvación o liberación de Cristo está destinada a todo el ser humano y a todos los seres humanos (PP 14, 42,87). Y en la Constitución Dogmática Lumen Gentium leemos que Dios quiere salvar a la persona pero no individualmente sino como "pueblo" (LG 9).

Desarrollemos esta idea.
Salvar a todo el ser humano. Cuando hablamos del ser humano total, tenemos presentes todas las dimensiones de ese ser. No se trata sólo de salvar su alma, garantizándole la felicidad del ciclo. El ser humano no puede dividirse en cuerpo y alma. Es un todo. El espíritu no actúa sin el cuerpo, ni el cuerpo sin el espíritu. Los dos están tan intencionados que es difícil distinguirlos. Además de eso, el ser humano no necesita sólo la salvación después de la muerte, sino aquí y ahora.Para que el ser humano sea realmente una persona realizada y feliz, tiene que desarrollarse armónicamente en todos los aspectos de su ser.
a) Lo más importante y la base de toda felicidad es el equilibrio psicológico. Una persona llena de traumas, problemas y angustias, difícilmente encontrará condiciones para una verdadera felicidad y libertad interior.El equilibrio psicológico está íntimamente ligado con una infancia feliz, dentro de un hogar armónico, donde la niña y el niño pueden sentirse aceptados y amados. Ahí está la importancia de una familia bien formada.
b) Para ser realmente persona, el ser humano necesita, antes que nada, de los demás. Sólo con los otros puede crecer y desarrollarse. Sólo así puede encontrar lo que más falta le hace: la amistad y el amor. El amor es el mayor valor. Con relación a este valor, son secundarios los demás. Yo puedo ser feliz siendo pobre o enfermo. Pero no puedo ser feliz sin amor. La soledad es el mayor sufrimiento.
c) Es necesario también un cierto bienestar material. Es verdad que los bienes materiales pueden esclavizar al ser humano. Pero, por otro lado, necesita estar bien materialmente. Nadie puede vivir sin dinero. Sólo con dinero se consigue el tratamiento de una enfermedad, el alimento, la vivienda, el estudio, la diversión, condiciones necesarias para que el ser humano pueda encontrar su realización. Cuando nos falta la salud, el empleo, la escuela, carecemos de lo necesario para poder desarrollarnos.
d) La persona tiene derecho a la libertad: libertad como ser social y religioso. La persona quiere participar de las decisiones que le afectan. Exige una participación política.
e) Aunque encuentre todo esto en la vida, el ser humano no es todavía plenamente feliz. Busca la razón de su vida y el sentido que ilumina su existencia. ¿Por qué y para qué vivo?San Agustín dijo: "Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Dios". Por encima de cualquier valor está Dios, y sólo El da pleno sentido a nuestra vida. Cuando nos falta Dios, estamos inquietos, sentimos el vacío aunque tengamos otros valores.Cuando decimos que el mensaje de Cristo es un mensaje liberador, hemos de entender que se trata de la eliminación de todos los contravalores que nos impiden encontrar nuestra felicidad como seres humanos y como hijos de Dios.

Salvar a todos los seres humanos
Como ya hemos visto, la salvación es para todos los seres humanos. No es posible que sólo ciertas personas, individualmente o en un pequeño grupo, lleguen a la salvación. Tienen que salvarse todos. Muchos grupos, y hasta países, están todavía lejos de la salvación en el sentido que estamos hablando. Hay muchedumbres de hambrientos, desempleados, enfermos, abandonados, refugiados. Están lejos de la liberación total. ¿Por qué? Porque hay grupos que se apoderan de todos los medios sin pensar en compartir y distribuir los bienes de la tierra y los bienes del espíritu.

¿Cómo salva Dios a los seres humanos?
 Dios no salva Él solo a las personas. Él invita a mujeres y hombres a participar de su Proyecto de Salvación. Los mismos seres humanos son colaboradores de Dios. Una vez que la persona entra en la creación, Dios no salva solo. Ha querido necesitar de mujeres y hombres para salvar a la humanidad.Dios nos ha dotado de inteligencia para pensar y hacer planes. El nos ha dado un corazón para amar, y nos ha enseñado en Jesucristo los verdaderos valores de la vida. Nos ha indicado el camino de la verdadera felicidad.Ahora bien, la persona tiene que comprometerse y hacer todo cuanto esté de su parte. Tiene que colaborar con el Proyecto de Dios. Esto es lo que nos falta muchas veces. Cambiamos la escala de valores. En lugar del amor solidario y la justicia, hacemos del dinero, de la propia ganancia y del poder los valores supremos. En vez de pensar en repartir las riquezas de la tierra, sólo unos pocos acumulan los bienes en sus manos. Y así, impiden la salvación, la liberación de todos los demás. Ahí está precisamente el pecado, el pecado social o comunitario. Los problemas de nuestra sociedad son consecuencia del pecado, del egoísmo y de la omisión.

El papel de la Iglesia
Es misión de la Iglesia anunciar esa salvación. Ella, como Pueblo de Dios, necesita también la salvación. Pero, al mismo tiempo, ella está llamada a ser instrumento en las manos de Dios para salvar al mundo.¿Cuáles son las consecuencias de todo esto para la catequesis?Para ser liberadora, nuestra catequesis tiene que contemplar siempre la salvación del ser humano concreto, de todo el ser humano, aquí y ahora. Ha de tener muy presente la salvación de todos y no sólo la de algunos grupos.Podemos sustituir la palabra "salvación" por "felicidad". El catequizando debe llegar a la verdadera felicidad. No es una felicidad falsa, engañosa. Es la felicidad que Jesús vivió y predicó. Sólo por la fraternidad y el verdadero amor, podemos llegar a nuestra plena realización.Dicen los Obispos de América Latina, reunidos en Puebla: "La liberación en Cristo se va realizando en la historia, en la liberación de nuestros pueblos y en la liberación propia y personal. Abarca las diferentes dimensiones de la existencia: lo social, lo político, lo económico, lo cultural y el conjunto de sus relaciones. Por todo ello ha de circular la riqueza transformadora del Evangelio, con su contribución propia y específica, que debe salvaguardarse. De lo contrario, la Iglesia perdería su sentido más profundo; su mensaje no tendría ninguna originalidad" (P. 483).

Estudio en grupo
1. ¿Se siente usted plenamente salvado? ¿Qué le falta todavía?
2. ¿Qué es lo que en su ambiente esclaviza al ser humano?
3. ¿Cuales son los grupos más esclavizados? ¿Por qué?
4. ¿Qué les falta a sus catequizandos?
5. ¿Es nuestra catequesis realmente liberadora? Ponga algunos ejemplos.

Plenaria: en casa o en grupo, lean Mt 5,1-12.OraciónCompartan la reflexión. Oraciones espontáneas.

EL CATEQUISTA HOY (TEMA XVII)

Saludos a todos mis hermanos catequistas de nuestra tierra de gracia de la Diócesis de San Cristóbal. Les invito a que este tema haga huella en nuestros corazones, como un proyecto de vida en el que ustedes y yo, asumamos el compromiso de seguir adentrándonos en el conocimiento de Cristo y de la Iglesia. Recordemos las palabras de San Agustín: "Nadie Ama lo que no Conoce". Amamos a Cristo y a su Iglesia? Amamos la Catequesis?? conozcámosla con amor y conocimiento. Dios les bendiga. Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez.

 
EL CATEQUISTA HOY

¿Puede ser catequista todo el que quiera? Sí y no. Para anunciar el Evangelio más explícitamente, son necesarios algunos requisitos. ¿Cómo debe ser el catequista hoy? ¿Cómo tiene que ser el catequista en América Latina?Antes de continuar este estudio, pueden pensar en las cualidades que ha de tener hoy un buen catequista. Cada quien anota esas cualidades en un papel. Después, uno habla y otro hace el resumen en el tablero. Comenten los resultados.Para saber lo que se puede esperar de un buen catequista, hay que saber primero cuál es la catequesis que necesita hoy la Iglesia en América Latina. Sólo mencionaremos brevemente algunas cualidades de un buen catequista.

1. El catequista ha de tener una espiritualidad profunda de adhesión a Jesucristo y a la Iglesia. Tiene que testificar con su propia vida, más que con sus palabras, su compromiso con Cristo, con la Iglesia y con su comunidad. Necesita ser una persona de oración y alimentar su vida con la Palabra de Dios.

2. Debe ser una persona integrada en su comunidad. La catequesis hoy ha de ser comunitaria. Por eso, el catequista tiene que conocer a su comunidad, caminar con ella y ser sensible a sus problemas.

3. El catequista necesita una conciencia crítica ante los hechos y acontecimientos de la vida. Debe ayudar a la comunidad a reflexionar la propia realidad, a la luz de la Palabra de Dios. Ayudarla a liberarse del egoísmo y del pecado, y llevarla a la celebración de su vida en la Liturgia.

4. Tendrá siempre una actitud de animador. Ha de aprender a oír y a dialogar, caminando junto con la comunidad.

5. Si la catequesis da una visión sistemática del contenido de la fe, el catequista debe conocer a fondo el mensaje que va a transmitir. Conocerá la Biblia y sabrá interpretarla, uniendo siempre la vida con la Palabra de Dios y ésta con la vida.

6. El catequista necesita tener también ciertas cualidades "humanas":

Ser una persona psicológicamente equilibrada. Si está lleno de problemas personales, aún no resueltos, difícilmente sabrá orientar a los otros;

Saber trabajar en equipo, tener un cierto liderazgo y ser creativo;

Ser una persona responsable y perseverante. El mejor catequista puede acabar con el trabajo catequético sí no es asiduo en los encuentros. Son necesarias la responsabilidad y la puntualidad.

Amar a los catequizandos y tener algunas nociones de psicología, didáctica y técnica de grupo;

Sentir dentro de sí la vocación de catequista. Sin esa vocación, se desanimará en seguida ante las exigencias de la catequesis.

7. El catequista ha de cuidar constantemente de su formación. Nunca puede decir que está preparado para su tarea. Como todos los cristianos, necesita una formación permanente, que puede darse de estas formas:

En días de encuentro, reflexión y oración con los catequistas de su comunidad;

Planificando y programando con otros, ayudándose así mutuamente;

Participando de cursos en la propia comunidad o parroquia, o fuera;

Leyendo mucho, actualizándose siempre, estudiando los documentos de la Iglesia sobre catequesis y otros temas actuales;

Formando al grupo de catequistas.

Trabajo en grupo
1.  Leyendo las exigencias para ser un buen catequista, ¿cuáles son, en su opinión, las cualidades y exigencias que hay que desarrollar más?

2.  ¿Cómo piensan ustedes cuidar de su formación? Viendo las diferentes posibilidades, ¿qué sugieren ustedes concretamente?

Oración:
Lectura de 1 Cor 9,16-18. Unos momentos de silencio para la reflexión. Compartan esa reflexión. Oraciones espontáneas.
Catequistas de la Diócesis de San CristóbsalCatequistas de la Diócesis de San Cristóbsal

EL MINISTERIO DEL CATEQUISTA (TEMA XVI)

FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN MIS HERMANOS CATEQUISTAS, QUE LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR, QUE ESTÁ POR ENCIMA DE TODO  PECADO, Y QUE HA VENCIDO LA MUERTE, NOS ACOMPAÑE SIEMPRE, PARA QUE TODOS NOSOTROS PODAMOS AHORA, MOSTRAR EL ROSTRO DEL RESUCITADO EN MEDIO DE NUESTRO MINISTERIO CATEQUÍSTICO. EN ESTE SENTIDO, HOY HABLAREMOS SOBRE EL MINISTERIO DEL CATEQUISTA, POR QUÉ ES UN MINISTERIO, Y POR QUÉ ES IMPORTANTE SENTIRNOS BIEN FORMADOS PARA PODER SERVIR COMO CANAL DE GRACIA ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

En este encuentro veremos primero de dónde viene el llamado para ser catequista y cuál es nuestra misión.
Todos los que quieren seguir a Jesucristo, y que están bautizados como señal de su pertenencia al Señor, forman juntos la "IGLESIA". La palabra "Iglesia" viene del griego, y quiere decir "asamblea" o "convocatoria". Es el pueblo que Dios reúne. Por eso. Iglesia significa también "Pueblo de Dios". Es el Pueblo que marcha a través de los siglos guiado por Jesús, su Pastor, con rumbo a la Tierra Prometida.
Este Pueblo de Dios tiene una misión. Es enviado a todos los seres humanos y a todos los pueblos de la tierra Para anunciar el Evangelio y hacer crecer el reino de Dios. "Vayan y hagan discípulos míos a todos los pueblos, y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado" (Mt 28,19).
La Iglesia, el Pueblo de Dios, es un instrumento en las manos de Dios para llevar la salvación a toda la humanidad. Cuando hablamos de la "salvación" pensamos en la salvación o liberación de todo el ser humano y de todos los seres humanos. Salvar a todo el ser, es liberarlo de todo lo que le oprime, esclaviza y perjudica. Es buscar su felicidad, su desarrollo armónico y total. Salvar a todos los seres humanos quiere decir trabajar para que haya una sociedad más justa, en la que todos sean iguales en dignidad, se respeten los derechos de todos, donde nadie domine a nadie, y haya verdadera COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN. Así se hace realidad el proyecto de Dios y despunta su Reino.
Para cumplir su misión, la Iglesia está organizada; tiene sus pastores para acompañar el caminar del Pueblo de Dios y alcanzar su meta. Sin embargo, no sólo los pastores, sino todos los miembros de este Pueblo participan en la misión de la Iglesia.
El Pueblo de Dios es, en primer lugar, un Pueblo profético. El profeta es un vocero de Dios. Así, como Pueblo, la Iglesia habla en nombre de Dios. Anuncia el Evangelio de Jesucristo y denuncia el pecado. Anuncia dónde se manifiesta la presencia de Dios y ayuda a descubrir dónde Él está ausente. El profeta denuncia hechos y estructuras que impiden la libertad y el desarrollo de los seres humanos. Quiere transformar el mundo, sustituyendo los valores que el "mundo" predica por los valores del Evangelio. Quiere dar a conocer a Jesucristo, que indicó el verdadero camino de la salvación.
Por eso, cada cristiano, que por el Bautismo se ha convertido en miembro de este Pueblo, es un profeta. Por el sacramento de la Confirmación ha recibido aún más expresamente la misión de ser un miembro responsable de este Pueblo. Su deber es anunciar y denunciar.
Desde los comienzos de la Iglesia ha habido personas que recibieron una tarea o "ministerio" especial en medio de este Pueblo. Así, los pastores de la Iglesia (Papa, Obispos) son los primeros que ejercen la misión de profetas. Ellos escogen a otros para ayudarles en su ministerio. Llaman a personas para catequizar y concientizar al Pueblo de su gran misión. Los sacerdotes ayudan a los obispos en su ministerio profético. Pero también los laicos son llamados para desempeñar ese servicio.
Los obispos de América Latina, reunidos en Puebla (México), en 1979, hablaron así:
"La Iglesia, para el cumplimiento de su misión, cuenta con la diversidad de ministerios. Al lado de los ministros jerárquicos, la Iglesia reconoce el lugar de los ministerios desprovistos del orden sagrado. Por tanto, también los laicos pueden sentirse llamados o ser llamados a colaborar con sus pastores en el servicio a la comunidad eclesial, para el crecimiento y vida de la misma, ejerciendo ministerios diversos, según la gracia y los carismas que el Señor se dignó concederles" (P. 804).
"Los ministerios que se pueden conferir a los laicos son servicios realmente importantes en la vida eclesial (por ejemplo, en el campo de la Palabra, de la liturgia o de la dirección de la comunidad), ejercidos por laicos con estabilidad y que han sido reconocidos públicamente y a ellos confiados por quien tiene la responsabilidad en la Iglesia" (P.805).
Ya en 1972, el Papa Pablo VI había escrito: "Nada impide que las conferencias de los Obispos soliciten a la Santa Sede otros ministerios, cuando lo juzgan necesario o útil en la propia región, como por ejemplo las funciones de hostiario, de exorcista y de catequista" (Motu proprio "Ministeria Quaedam").
La catequesis es un verdadero "ministerio". (La palabra "ministerio" quiere decir "servicio"). Es uno de los servicios más importantes en la Iglesia. El Papa Juan Pablo II ha dicho que la catequesis debe ser la primera preocupación de los obispos. Y los obispos llaman a los catequistas para colaborar en esa tarea.
El catequista no actúa solo. Debe actuar siempre en comunión con la Iglesia. Está ligado a su comunidad parroquial y a su párroco. A través del párroco está también unido al Obispo de la Diócesis.
Hará su trabajo catequético dentro del plan pastoral de la Diócesis y del plan parroquial. Aunque el catequista actúe dentro de una comunidad menor, por ejemplo una Comunidad de Base, no puede estar desligado de la Parroquia y de la Diócesis.
El catequista está también vinculado a otros catequistas de su comunidad. Es interesante observar que los discípulos, en el tiempo de Jesús, formaron una comunidad en torno a él. Ellos fueron enviados por Jesús de dos en dos (Lc 10,1); y Jesús dijo: "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20).
Este es un llamado de atención para nosotros, catequistas. Los catequistas tienen que trabajar juntos, como grupo o equipo. Así, tendrán la certeza de que Cristo está en medio de ellos y los envía.
La Iglesia está necesitando de miles y miles de catequistas para poder llegar a todos los sectores de la población, a todas las edades y a las distintas realidades que viven nuestros pueblos.
Realmente, el Señor nos llama a trabajar. Su mies es grande.

Trabajo en grupo
1. ¿Se siente usted llamado a ser catequista? ¿Quién es el que llama? ¿Dios? ¿Su comunidad? ¿El párroco? ¿Siente dentro de usted mismo la vocación de catequizar?
2.  ¿Ha hecho usted algún descubrimiento estudiando este capítulo sobre el ministerio del catequista? ¿Cuál?

Para compartir en grupo:
Cada grupo de catequistas, puede llevar sus respuestas al plenario. Puede haber una profundización de las respuestas. Podría salir como compromiso, leer en cada reunión algunos párrafos del documento del Papa Juan Pablo II sobre la catequesis: Catechesi Tradendae (CT). Pueden leer y comentar el texto en grupo, o leerlo individualmente, en casa. Podrían hacer incapié en leer los números 15 y 16.

Oración
Lee Lc 10,1-9.
Guardemos unos momentos de silencio para la reflexión. Enseguida, cada uno dice lo que siente ante el texto.
Hagan algunas oraciones espontáneas.

PRÓXIMO TEMA: EL CATEQUISTA HOY: QUE TIPO DE CATEQUISTA REQUIERE EL MUNDO Y NUESTRA IGLESIA EN LA ACTUALIDAD.

Pistas para la preparación de un Encuentro de Catequesis (TEMA XV)

Saludos y bendiciones mis hermanos catequistas. El siguiente tema nos invita a preparar con fe nuestros encuentros de catequesis, ya que no son: ni clases, charlas, talleres o cualquier cosa que se le parezca. Realmente son encuentros que buscan, desde ya, ir creando un modelo de convivencia, de vida comunitaria participativa dentro de la Iglesia.


Recordemos que nuestra Iglesia del Táchira, es una Iglesia con un modelo pastoral participativo que nace a partir de las comunidades eclesiales de base, y uno de los fines de nuestra catequesis, bien puede ser, insertar al catequizando en la comunidad eclesial de base a la cual pertenece dentro de su parroquia, junto con su familia. Desarrollando así, una catequesis integral, que participa como parte del gran engranaje de nuestra pastoral diocesana, y que encaja perfectamente en el desarrollo de nuestro humilde y precioso ministerio. Dios nos bendiga siempre hermanos. Pbro. Juan Carlos Gòmez Yanez.

Pistas para la preparación de un Encuentro de Catequesis Preparar un encuentro no es lo mismo que dar una clase. Para transmitir la experiencia de fe, y ayudar a que la misma crezca en otras personas, es vital el marco de una comunidad.
El primer paso, por consiguiente, para desarrollar un proceso de catequesis, es: “crear un ambiente comunitario entre las personas que van a compartir el espacio”. Esto no es tarea que se consigue de un día para otro. Más aún, la comunidad es una realidad viva, que se alimenta del encuentro entre las personas que la integran, por lo cual puede crecer o decrecer, según sea la experiencia de las personas que la integran.
¿Cómo crear comunidad en el marco de la catequesis? Promoviendo el conocimiento personal de los participantes: catequizandos y catequista. Ayudando a que cada persona se sienta valorada, respetada e integrada al grupo. Que nadie quede al margen. Preocupándonos e interesándonos por la presencia o ausencia de todos. ¿Cómo conseguir esto? 1.- Iniciando los encuentros con algunas preguntas para compartir, que permitan que todos hablen, cuenten algo de su vida, muestren algo de sus intereses, expectativas, deseos, anhelos. 2.- Generando espacios de comunicación extra-reuniones. Por ejemplo, a través de la visita o el llamado por teléfono de las personas que no asistieron a una reunión. 3.- A través del reconocimiento explícito del trabajo, la participación, los aportes personales en la reunión, la producción personal en la carpeta o cuaderno. 4.- El festejo de los cumpleaños, los nacimientos, la celebración de fechas especiales... Estas simples propuestas, sencillas de implementar ayudan a generar una trama humana sólida e importante para que la Palabra de Dios y el proceso de fe puedan echar raíces sólidas en un grupo humano que vaya creciendo en la conciencia de pequeña comunidad.
¿Cómo preparar un encuentro de catequesis? 
a.- Planificar con tiempo, preparar las reuniones con anticipación es el primer paso para generar un encuentro. Esto no quiere decir estar atado a un esquema rígido, inviolable, detallado hasta en sus mínimos momentos. Muchas veces la “ficha” del encuentro se constituye en un cerco a la creatividad, pues termina ahogando la iniciativa personal de los catequistas. Pero no se trata de caer en la improvisación total. Un buen esquema de lo que se va a realizar ayuda a establecer tiempos, recursos, preguntas a utilizar, y colabora para que el catequista tenga claro el objetivo del encuentro, y guíe al grupo para alcanzarlo. Muchos encuentros sin planificación terminan a la deriva, pues se carece de un buen “plano” que anticipe a dónde se quiere llegar.
b.- Incluir en los encuentros espacios para el diálogo, la reflexión conjunta, el compartir grupal, es decir, favorecer la comunicación dentro del grupo. Esto se logra con actividades o preguntas para que el grupo trabaje en conjunto o en pequeños grupitos. La catequesis abre un espacio para comunicar y encontrarse con la Palabra de Dios. El ejercicio del diálogo, de escuchar al otro, de respetar los turnos, de aprender de lo que el otro dice es un aporte valiosísimo para aprender a escuchar la Palabra de Dios. ¿Cómo escuchar a Dios en un grupo humano que no aprende a escucharse entre sí? La catequesis no es un monólogo del catequista, sino una búsqueda compartida, que implica: Aprender a escuchar; Aprender a participar; Aprender a decir lo que uno piensa, lo que se descubre y tiene en el corazón.
c.- Dar a la Palabra de Dios un lugar central en el encuentro. La lectura de la Palabra de Dios en el encuentro de catequesis debe significar la presencia de Jesús, que se acerca, que comparte nuestra vida, que nos escucha, y que nos habla. Para ir transmitiendo estas vivencias, profundas y complejas, es muy útil ayudarse con signos. Especialmente para los niños el lenguaje simbólico puede ser una excelente puerta de entrada al encuentro con el Señor. En el cuadro de la página siguiente encontramos varias sugerencias para el trabajo con la Palabra en el encuentro.
d.- Crear un espacio de oración. Esto implica generar un clima, ayudar a distenderse, motivar a hablar en voz alta. Las canciones son una excelente herramienta para introducir los espacios de oración. Es importante enseñar a rezar. Una ayuda para aprender a rezar puede ser escribir las oraciones en tarjetas o papeles. Luego de escritas cada uno puede leer la que escribió o si se colocan todas juntas (y se ofrecen) luego cada integrante puede extraer una al azar y leerla. Esto último tiene dos ventajas para grupos o personas que se inician: Favorece el aprendizaje porque permite a las personas más tímidas compartir una oración, que al no ser la propia brinda más libertad para decirla. Y, por otra parte, como todos van a leer y compartir una oración, se asegura que se leerán todas las oraciones escritas.
e.- Pensar y proponer actividades que tengan en cuenta la situación de los catequizándos. Es decir su edad, sus conocimientos, su cultura, su forma de ser, de sentir, de expresarse. Para evangelizar la vida debemos partir de las situaciones que las personas viven, y esto incluye tener en cuenta sus alegrías, sus tristezas, sus anhelos y esperanzas, sus frustraciones. Partir de la vida e iluminarla con la Palabra son los primeros pasos de la metodología catequística.

EL GRUPO EN LA CATEQUESIS (XIV TEMA)

SALUD Y BENDICIONES, MIS QUERIDOS HERMANOS CATEQUISTAS. ESTA NOTA ES PROPICIA PARA REFLEXIONAR POR QUÉ ES NECESARIA LA CATEQUESIS GRUPAL, EN COMUNIDAD, Y LA MANERA EN QUE NOS AYUDA A CRECER Y A DESARROLLARNOS COMO CRISTIANOS, HIJOS DE DIOS, HERMANOS EN CRISTO. QUE DIOS NOS BENDIGA Y QUE SU SANTO ESPÍRITU NOS ILUMINE Y GUÍE SIEMPRE. BENDICIONES PARA TODOS. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

Todos tenemos la experiencia de haber integrado grupos en nuestra vida. El ser humano por propia naturaleza tiende a agruparse y reunirse, es una característica constitutiva de la persona humana.
Desde pequeños estamos formando y participando de grupos: el primero, la familia; luego, a medida que crecemos, integramos grupos en la escuela, grupos de amigos, grupos que comparten algún interés común, etc. Es importante diferenciar una reunión de personas de un grupo.
Algunas características sencillas nos ayudarán a clarificarlo:
·        Un grupo establece una red de relaciones. En un grupo se dan relaciones entre sus miembros, existe una mutua interdependencia entre sus miembros. Lo que le pasa, vive o dice uno de sus miembros afecta a los demás y viceversa.
·        Un grupo tiene objetivos explícitos, compartidos, existe un para qué estar reunidos. El objetivo es, muchas veces, el motor del grupo y lo que fomenta su cohesión y unidad. Pueden existir grupos formados por personas que piensan y son muy diferentes pero que comparten un objetivo común, y el grupo, funcionar muy bien.
Es importante que el objetivo que guía al grupo sea transparente, claro, conocido por todos y consensuado, es decir aceptado con buena voluntad por todos.
·        Un grupo tiene una cierta permanencia en el tiempo. Esto es muy variable, pues hay grupos que funcionan un lapso corto de tiempo y otros duran toda la vida. Es necesario que el tiempo sea suficiente para permitir la interacción entre sus miembros y el establecimiento de lazos de unión. En los grupos que comparten mucho tiempo esos lazos pueden transformarse en amistad, pero no es necesario que ella exista para formar un grupo.
·        En un grupo existen ciertas normas, o acuerdos, que ayudan a relacionarse y guían el trabajo común de todos en pos del objetivo grupal. Normas explícitas y consensuadas ayudan a anticipar los conflictos y colaboran para solucionarlos si aparecen.
Las normas permiten regular la vida, el trabajo y las relaciones del grupo. Existen normas explícitas, que son las que se enuncian y conversan, y también implícitas. Entre las normas implícitas están muchas relacionadas a la forma de trato entre los integrantes del grupo. El respeto, la apertura, el interés por el otro son algunos ejemplos de aspectos del grupo que suelen funcionar bajo normas implícitas. A veces, especialmente en grupos de niños o jóvenes, resulta necesario y oportuno conversar y explicitar verbalmente estas normas implícitas, pues ayuda a las relaciones del grupo.
·        La interacción y forma de relacionarse que establecen los miembros de un grupo es una característica importante. Algunas formas de relacionarse son perjudiciales para el funcionamiento grupal, otras, que podemos llamar sanas, contribuyen al crecimiento del grupo y al bienestar de todos sus miembros.
·        Los roles que los integrantes de un grupo asumen en el mismo es otra característica importante. Los mismos pueden ser más activos o pasivos, pueden contribuir al bienestar o generar malestar grupal. Los roles están relacionados con el poder y la autoridad dentro de un grupo (“quién puede”, “quién conduce”, “quién lidera”, “quiénes siguen”, “quiénes hablan”, “quiénes callan”, etc.). Si bien los roles están muy relacionados con las características personales de los individuos es importante que en un grupo los roles funcionales (aquellos que tienen alguna responsabilidad o tarea especial) sean rotativos, y se distribuyan de una manera democrática, con participación y acuerdo de todos.
·        En un grupo se van entretejiendo las historias personales de sus miembros con la historia grupal que el encuentro va generando. Se forma una trama donde cada integrante queda vinculado e involucrado en un proceso que es común a todos. La historia grupal es un elemento importante en la identidad de un grupo, en especial, en aquellos que llevan tiempos juntos.
·        Sentido de pertenencia. Todos los miembros del grupo se sienten parte de... Perciben algo que los contiene. Esto permite reconocer al grupo como algo propio y a la vez compartido. La pertenencia genera responsabilidad e interés.

El grupo de fe
Así como al considerar la vida de todos nosotros es inevitable hablar de grupos (pues nuestra vida se desarrolla en y junto a los grupos que integramos), al hablar de catequesis es imprescindible hablar de grupos, también.
La vivencia de la fe es esencialmente grupal. El bautismo, primero de los sacramentos, que nos inicia en la vida de fe, nos integra a un grupo, nuestra comunidad cristiana.
Jesús mismo, formó un grupo de personas para compartir la venida y la fe, al inicio de su predicación, y, nos prometió estar presente cuando haya un grupo reunido en su nombre (Mt. 18, 20).
El grupo de fe tiene todas las características de un grupo humano, pero además tiene otras específicas que le dan identidad propia y que es bueno tener en cuenta para el trabajo catequístico.
“El grupo de fe participa y experimenta las mismas cosas que cualquier otro grupo, por ejemplo, un equipo de fútbol. Un grupo de preadolescentes o de adultos que se juntan para reflexionar sobre su fe viven las mismas realidades humanas que los demás grupos. Entre ellos puede haber incomprensiones, lucha por el poder dentro del grupo, celos, problemas de relaciones, etc.
Pero hay algo diferente que se puede dar en un grupo de fe y que no es esencial en los demás grupos: la manera como se viven las cosas que pasan.
Te pongo un ejemplo que estoy seguro te ayudará a entender lo que quiero decir. Moisés es encargado por Dios de formar un pueblo (un grupo, en definitiva) que salga de la esclavitud de Egipto y camine hacia la tierra de la libertad. Moisés hace lo que Dios le indica y pone en marcha al pueblo. Los que salen de la esclavitud con mucha alegría y euforia se dan cuenta pronto que las cosas no son tan sencillas como parece. Entre ellos empiezan las peleas, las desconfianzas... Vivir en grupo les resulta difícil.
En esto no son originales. Les suceden las mismas cosas que a todos los grupos.
Lo original viene de la manera cómo viven estos acontecimientos internos del grupo. El grupo aprende a leer estos aconteceres propios del grupo como cosas con mucha importancia, donde se revela la manera de ser que tienen y donde se revela la manera que Dios tiene también de ser. Reflexionando sobre lo que les pasa en la vida de grupo descubren un sentido a sus vidas, y sobre todo descubren la presencia de Dios en sus vidas. El hecho de ser grupo, de llegar a ser pueblo, se hace para ellos algo tan importante que se convierte en lugar donde descubren a Dios y se descubren ellos mismos mucho mejor.
Esta realidad es la que cada grupo de fe está llamado, de alguna manera, a revivir y a rehacer.
El grupo crea un estilo y manera de ser y nos prepara para vivir en la comunidad eclesial rompiendo esquemas de individualismo y abriéndonos a un intercambio de relaciones nuevas”.


juntos como hermanos hacemos Iglesiajuntos como hermanos hacemos Iglesia

LA PEDAGOGÍA DE LA FE: ENSEÑAR COMO JESÚS PARA VIVIR COMO EL (XIII TEMA)

SALUD Y BENDICIONES MIS HERMANOS CATEQUISTAS, ENSEÑAR ES EL MÁS NOBLE Y MARAVILLOSO ARTE, QUE REQUIERE DE TÁCTICA, DE TOQUE, DE AMOR, DE ENTREGA, DE VOCACIÓN, DE QUERER… HERMANOS, CREO QUE ESTE ES UNO DE LOS TEMAS QUE MÁS DEBE TOCAR NUESTRA ATENCIÓN. HEMOS SIDO LLAMADOS A ENSEÑAR, PERO CÓMO VAMOS A ENSEÑAR SI NO HEMOS PERMITIDO QUE JESÚS NOS ENSEÑE? NO OLVIDEN ALGO EN ESTE TEMA MIS HERMANOS, POR FAVOR, “EN LA CATEQUESIS, SE TRATA DE ENSEÑAR COMO JESÚS LO HIZO, PARA VIVIR COMO JESÚS VIVIÓ”. BENDICIONES PARA TODOS LOS CATEQUISTAS DE NUESTRA HERMOSA DIÓCESIS, RECUERDEN QUE EN MÍ, TIENEN A UN SACERDOTE QUE CADA DÍA CELEBRA LA EUCARISTÍA Y OFRECE SU ORACIÓN POR USTEDES. EL RETIRO ESPIRITUAL DE LA PRIMERA TANDA DE SACERDOTES, FUE DEDICADO COMPLETAMENTE DE MI PARTE, PARA USTEDES, QUE DIOS NOS BENDIGA Y NOS ENSEÑE SIEMPRE A SER SUS HIJOS. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

La catequesis nace de la acción de la Palabra de Dios y vive para anunciarla y transmitirla a los demás.
En la catequesis el evangelio es central. Y el evangelio, sabemos, es una buena noticia que nace de la vida y de la persona de Jesús. Por ello, cuando pensamos en metodología catequística, es decir, las mejores maneras de hacer catequesis, no podemos dejar de partir de la vida.
La pedagogía de Dios nos muestra cómo iniciar y llevar adelante un proceso de aprendizaje, crecimiento y maduración en la fe.

La catequesis asume la tarea de:
Iniciar en la fe y desarrollar un proceso de crecimiento en la fe e inserción en una comunidad concreta.
Anunciar, transmitir y educar en los valores del Evangelio de Jesús, la Buena Noticia que permite vivir actitudes más humanas, fraternas y solidarias, para la construcción del Reino.
Para llevar adelante su tarea los catequistas reconocen a Jesús como modelo a seguir. Su vida nos transmite las claves para invitar, iniciar y profundizar un proceso de crecimiento en la fe. Un camino de fe. Volviendo los ojos a Jesús encontraremos pautas para seguir, condiciones para recrear, opciones para continuar...
“En la catequesis, se trata de enseñar como Jesús lo hizo, para vivir como Jesús vivió. La catequesis no es solamente una transmisión de conocimientos sino, especialmente, la transmisión de una fe y una manera de vivir inspirada y animada por el Evangelio”.
Por esto, es importante partir siempre de la vida, iluminarla con la Palabra de Dios, expresarla en la oración y en las celebraciones de la comunidad, para volver a la vida y manifestar, con obras y compromisos concretos, esa vida nueva que recibimos por la acción de la Palabra.

La catequesis centrada en Jesús y en su Palabra tendrá como objetivos:
Formar la fe
Invitar a la conversión
Animar la esperanza
Integrar a la comunidad
Promover el compromiso

Para lograrlo es importante:
Partir de la vida
Conocer a nuestros catequizándos
Partir de la situación concreta que se vive y que viven los integrantes del grupo de catequesis.
Analizar la realidad. Hacer una lectura evangélica de los sucesos y de los diferentes aspectos de la vida (social, económico, político, familiar).
Iluminar con la Palabra de Dios
Conocer la Palabra, que es conocer a Jesús, conocer a Dios y a su mensaje.
Leer y meditar la Palabra
Buscar en ella criterios para discernir la realidad y las situaciones que vivimos.
Dejarse interpelar y cuestionar por la Palabra, para generar el cambio interior y la conversión.
Expresar en oración y celebración
Promover la actitud de apertura y escucha a lo que Dios nos habla.
Estimular el diálogo con Dios.
Enseñar la capacidad de ofrecer, dar gracias y pedir en la oración.
Celebrar la vida y la presencia de Dios en la vida.
Promover una vida sacramental vivida en comunidad.
Comprometerse en obras concretas.
Promover la expresión del cambio en actitudes, gestos y hechos concretos.
Animar a la solidaridad y la búsqueda de la justicia.
Estimular el compromiso activo, constante, paciente, eficaz en el amor concreto por el otro, especialmente por los que más sufren.

... y el compromiso, la vida de fe concretada en lo cotidiano, la Palabra meditada, orada y celebrada, irán despertando nuevas situaciones de vida, para discernir por donde pasa la vida según el Espíritu, y así continuar un proceso catequístico permanente, para aprender siempre más a ser discípulos y seguidores de Jesús.

VIVIR COMO JESÚS VIVIÓ PARA PODER ENSEÑAR CON SABIDURÍA Y FE.VIVIR COMO JESÚS VIVIÓ PARA PODER ENSEÑAR CON SABIDURÍA Y FE.

ABRIR LA PUERTA, PARA QUE ENTRE EL SEÑOR (XII TEMA)

SALUD Y BENDICIONES MIS HERMANOS CATEQUISTAS, QUE HERMOSO ES PODER COMPARTIR CON USTEDES ESTOS TEMAS QUE, EN PARTICULAR, ME AYUDAN A CRECER, Y SE QUE A USTEDES TAMBIÉN. EL TEMA QUE HOY PRESENTAMOS, NOS QUIERE MOTIVAR A ABRIR LAS PUERTAS DE LA FE, DE NUESTRAS VIDAS AL SEÑOR, QUIÉN ESTÁ TOCANDO Y ESPERANDO A QUE LE ABRAMOS PARA ENTRAR Y HACER UNA HERMOSA MORADA ENTRE NOSOTROS. BENDICIONES PARA TODOS LOS CATEQUISTAS DE NUESTRA HERMOSA DIÓCESIS, RECUERDEN QUE EN MÍ, TIENEN A UN SACERDOTE QUE CADA DÍA CELEBRA LA EUCARISTÍA Y OFRECE SU ORACIÓN POR USTEDES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.


El Jubileo del año 2000 fue un tiempo de gracia para el encuentro profundo con el Dios de la Vida. Uno de los signos más importantes de ese año jubilar lo constituyó la puerta. El Papa Juan Pablo II inició los festejos del año Santo abriendo una puerta e invitando a toda la Iglesia a pasar por ella para acercarnos a Dios y comprometer nuestras vidas en el seguimiento de su hijo Jesús, construyendo el Reino. La puerta, como símbolo, tiene mucho para decirnos en nuestra vida de catequistas.

La puerta de nuestro corazón
Como catequistas transmitimos lo que llena nuestro interior. Como la planta que orienta y mueve sus hojas hacia la luz que le da vida, también nosotros debemos orientarnos hacia el Dios bueno que vivifica y fortalece.
La lectura de la Palabra, los sacramentos, la oración personal y grupal, la experiencia de comunidad, el compromiso solidario, nos van renovando desde el interior y nos ayudan a mantener abierta la puerta de nuestro corazón.
Pero no siempre abrimos la puerta para que Dios entre y empape nuestra vida. Todos tenemos rincones de nuestra existencia que permanecen inaccesibles a la presencia del  Padre. El crecimiento de la vida de fe, orientada por el Evangelio, puede ir «abriendo» esas puertas cerradas, para que la brisa del Espíritu llegue a toda nuestra persona. Y este es un trabajo de toda la vida, ¡cuánto más para un catequista que busca transmitir a otros la fuerza de la Palabra!
María, madre, modelo y maestra del catequista, es el espejo para mirar nuestra vida y tomar ejemplo. Ella, como ninguna, supo abrir la puerta de su corazón para que Dios habitara en su interior. Se hizo portadora de la Vida que no acaba, lámpara que nos ofrece la llama siempre viva de Jesús. Como María, para engendrar al Dios del Reino y ayudarlo a nacer en nuestras comunidades, digamos sí, al pedido del Señor de abrir el corazón.

La puerta de nuestro entendimiento
Como catequistas tenemos la responsabilidad de ayudar a otros a descubrir a Jesús y a fortalecer su fe, transmitiendo las enseñanzas del Señor, a la luz de la experiencia y guía maternal de la Iglesia. La formación permanente, la lectura espiritual, el intercambio con otros, la asistencia a cursos-talleres-encuentros, irá permitiendo el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, para poder razones de ella y enseñarla a los demás. Como la planta, que para crecer y ser fuerte necesita el riego cuidadoso, periódico y permanente, también nosotros precisamos la formación que de cimientos sólidos a nuestra fe.
Abrir la puerta de nuestra mente para que la sabiduría del Señor vaya impregnando nuestro entendimiento. Es una gran responsabilidad del catequista y de su comunidad: formarnos para crecer, para saber, para vivir, para transmitir con más fidelidad.
La puerta de nuestro entendimiento no es sencillo mantenerla abierta. ¡Cuántas veces nos cerramos en posturas y formas de «entender» la vida y la fe que no encuentran su raíz en el evangelio de Jesús! ¡Qué difícil es abrir nuestra mente para que el Dios Sabio sacuda nuestras ideas y nos invite a pensar las cosas desde su punto de vista!
Una vez más la virgencita es quien nos orienta en el caminar de nuestra espiritualidad. Ella vivió la apertura de mente al proyecto de Dios y nos muestra la manera de hacerlo también nosotros. Los textos de la infancia de Jesús en el evangelio de Lucas, cuando hablan de María repiten dos veces una frase que suena a nuestros oídos como letanía de vida.
 «María meditaba estas cosas y las guardaba en su corazón» (Lc. 2, 19; 2, 51).
La virgen nos enseña que para entender las cosas de Dios, primero hay que abrir la puerta del corazón.

La puerta de nuestras manos
Como catequistas somos testigos de lo que anunciamos. Es decir, transmitimos con nuestras vidas lo que presentamos con la palabra. Nuestro ejemplo es la mejor enseñanza y será ciertamente lo que ayude a enraizar el evangelio en los demás.
Como la planta, que bañada por la luz y regada por el agua, brota y da fruto, también nosotros, si abrimos la puerta del corazón y la del entendimiento, podremos abrir las manos para ofrecer las semillas de nuestro trabajo.
Abrir las manos significa practicar lo que anunciamos, lo que anida en nuestro corazón.
Abrir las manos significa vivir, como Jesús, para mostrar con la vida, y con gestos concretos, que es posible una existencia distinta, ofrecida a los demás; generosa con todos, abierta al Padre y a los hermanos.
María nos enseña con su testimonio que la verdadera transmisión de la Buena Noticia comienza con la práctica. Luego de la anunciación sabemos que se dirigió en forma rápida y resuelta a colaborar con su prima Isabel, que necesita una mano pues era mayor y había quedado también embarazada (Lc. 1, 39-56).

El camino espiritual del catequista:
Tener corazón, mentalidad y manos abiertas... para que Dios abra la puerta, y su Espíritu habite en nosotros, y seamos testigos de Jesús, enseñando con nuestra vida lo que abunda en nuestro corazón.

Para pensar y meditar
Abrir la puerta, para que entre el señor
• ¿Cómo están las puertas de tu corazón, tu mente y tus manos?
• ¿Cuáles son los cerrojos que impiden que se abran por completo?
• ¿Cómo puedes abrir estas puertas al Señor?
Ofrécele a Dios un compromiso para abrirle la puerta en tu tarea y vocación catequista.

MIRA BIEN, ESTÁN TOCANDO LA PUERTA!!!MIRA BIEN, ESTÁN TOCANDO LA PUERTA!!!

EL CATEQUISTA, UNA PUERTA ABIERTA PARA EL ENCUENTRO CON DIOS (XI TEMA)

HOY PRESENTAMOS UN TEMA QUE NOS INVITA EN ESTE TIEMPO TAN PRECIOSO, A RECIBIR A JESÚS EN NUESTROS CORAZONES, Y ENSEÑAR A LOS DEMÁS A QUE ABRAN TAMBIÉN SUS CORAZONES PARA QUE SE CONVIERTAN EN AQUEL BELÉN QUE ACOGIÓ AL NIÑO LINDO EN NUESTRO MUNDO PARA LLENARLO DE TERNURA Y SALVACIÓN. QUE ESE NIÑO HERMOSO NOS LLENE DE TANTA PAZ Y TERNURA, QUE NOS MOTIVE A CONTINUAR CON AMOR NUESTRA GRAN TAREA EVANGELIZADORA EN LA CATEQUESIS DE NUESTRAS PARROQUIAS. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

La Biblia es rica en imágenes y símbolos para explicarnos las cosas más profundas de Dios. El lenguaje bíblico es un lenguaje sacramental, porque el mismo Dios nos habla de esta manera: con signos y señales que nos ayudan a descubrir su presencia en medio de nosotros. Jesús es el gran sacramento de Dios. La GRAN SEÑAL que AJAS despreció. A través de su vida, sus palabras y su práctica conocemos al Dios de la Vida y nos encontramos con Él.
“Si me conocen a mí, también conocerán al Padre”  Jn. 14, 7
“El que me ha visto a mí ha visto al Padre” Jn. 14, 9
Hablar con imágenes permite recuperar el lenguaje sencillo de la Biblia, que llega al corazón e invita al cambio de vida.
Hay muchas imágenes que podemos asociar para profundizar en la vocación y misión del catequista.
Una de ellas es la imagen de la “puerta”. La puerta es un instrumento que comunica espacios, que abre a una interioridad. Las hay grandes, pequeñas, de madera, metal, vidrio u otros materiales, pesadas, livianas, nuevas, antiguas... todas tienen en común la capacidad de abrirse y dejar paso.
La puerta tiene mucho que decirnos a nuestra vida de catequistas.
¿Somos puertas abiertas para que otros se encuentren con el Dios de la Vida a través nuestro?

¿Nuestras palabras y nuestra práctica ayudan a los demás a abrir sus propias puertas al Señor que vive dentro de cada hombre y mujer?
¿Cómo anda nuestra puerta? ¿Está bien aceitada para su función? ¿O sufre el paso del tiempo y está algo desvencijada, con sus bisagras herrumbradas, perezosa para ser abierta?
¿Y en ese caso, cómo aceitarla para mantenerla en movimiento, y ágil, y dispuesta para su función? ¿Cuál será el aceite indicado y dónde conseguirlo?
Ser puerta significa aceptarse como instrumento y tener claro que nuestra misión es quedar abiertos, ir perdiendo protagonismo para que el otro pueda encontrarse con Dios y su Palabra.
Si en nuestro corazón anida el Señor, será cuestión de abrir la puerta para enseñar que El nos anima, nos da fuerza y esperanza. Abrir la puerta es dar testimonio, hablar desde el corazón y la experiencia. Invitar al encuentro y presentar al Dios que llena nuestros días.
Estamos llamados a ser puertas abiertas, porque el Señor a quien seguimos nos dice que El mismo es puerta, para el encuentro y la vida.
“Yo soy la puerta: el que entra por mí está a salvo. Circula libremente y encuentra alimento.” Jn. 10, 9
Jesús se presenta como la Puerta. El acceso a la vida. Él, como buen pastor, nos conoce, nos quiere y busca lo mejor para nosotros. Juan lo expresa con imágenes tan delicadas como cuidar, proteger y dar alimento. Ese es nuestro Dios, el que nos abre su vida (nos da su vida) para que podamos vivir mejor.

Para rumiar el texto y rezar la vida:
El catequista, una puerta abierta para el encuentro con Dios
 Relee el texto de Juan.
 Piensa en tu propia experiencia de fe, ¿de qué manera Jesús ha sido una puerta para tu vida?
 Piensa en tu tarea catequística, ¿cómo puedes ser “puerta” para que los demás encuentren a Dios.
 ¿Qué características y actitudes de vida puedes proponerte cambiar en este tiempo de navidad, para mejorar tu misión?
 Ofrécele tu oración al Señor y pídele fuerzas para ser fiel a su Palabra y a su testimonio.
Qué tipo de puerta crees que eres hasta ahora? De metal, de madera, fácil de abrir, difícil de cerrar, de vidrio – transparente.

ORACIÓN
Señor,

que en mi misión de catequista
sea como una puerta sencilla,
abierta, para que otros puedan
pasar a través de ella
para encontrar a Dios.

Ayúdame a no endurecerme,
a no “atrancarme”,
para que mis palabras y mis gestos
y mi persona toda,
sepa hacerse a un lado,
para dar paso a tu presencia,
que con los brazos abiertos
esperas y acudes al encuentro de todos
los que pasen por mi vida,
hecha humilde puerta.
Que así sea, Señor de la vida.

maría y josé abrieron las puertas de su corazón a Jesús, para que entrara en el mundo y nos llenara de su amor!!maría y josé abrieron las puertas de su corazón a Jesús, para que entrara en el mundo y nos llenara de su amor!!

LA PALABRA QUE DA VIDA (X TEMA)

SALUD Y BENDICIONES MIS HERMANOS CATEQUISTAS, EL TEMA QUE HOY PRESENTAMOS, NOS QUIERE MOTIVAR A TOMAR EN NUESTRAS MANOS "LA PALABRA QUE DA VIDA", LA SAGRADA ESCRITURA, SOBRE LA CUAL, NUESTRO HERMANO SAN JERÓNIMO DECÍA:  "QUIEN NO CONOCE LA ESCRITURA, NO CONOCE A CRISTO". A TRAVÉS DE LA ESCRITURA ES POSIBLE CONOCER Y COMPENETRARSE CON DIOS, Y ASÍ CONOCER SU AMOR. QUE LA PALABRA DE DIOS BENDIGA NUESTRAS VIDAS Y NOS AYUDE A SER TESTIGOS VALIENTES DE CRISTO EN LA CATEQUESIS DE NUESTRAS PARROQUIAS. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.


LA PALABRA QUE DA VIDA (X TEMA)
La fuerza del catequista está en la Palabra de Dios. Como servidores de la Palabra y discípulos del Señor de la Vida debemos esforzarnos en recrear en nosotros una mística que nazca y abreve en la lectura y reflexión de la Biblia.
Y digo recrear porque en el camino de la fe siempre estamos recomenzando y empezando de nuevo. No deben desalentarnos los tropiezos, por el contrario, pueden ser momentos y espacios vitales que alumbren nuevos desafíos y crecimientos.
Seguramente muchas veces nos hemos propuesto releer la Palabra y mantener una rutina de oración con ella, y con el tiempo la vamos perdiendo. Ahora que comienza el año litúrgico, podemos recrear estos propósitos y sumar nuevas fuerzas para incorporarlo a nuestra vida. Porque la Palabra de Dios para el catequista tiene que ser su alimento diario. El contacto con ella despierta las ganas de conocerla más e introduce en la intimidad con Dios. Se trata, simplemente, de hacer de la lectura de la Biblia un hábito cotidiano.
Los grandes maestros de espiritualidad (y no hablo sólo de los que son conocidos sino especialmente de los anónimos que todos encontramos en nuestras comunidades) son personas de una profunda unión con la Palabra.
Piensa en tus maestros en la fe...
       ¿Qué relación con la Biblia descubres en ellos y ellas?
       ¿Qué puedes aprender para tu vida?
La Palabra de Dios es la semilla que él mismo nos regala para vivir como discípulos. Nuestra tarea consiste en cuidar esta semilla para que crezca y de frutos.
¿Cómo se cuida la semilla de la Palabra?
• Con su lectura cotidiana
• Orando con la Biblia
• Estudiando y conociendo mejor las Escrituras
• Compartiendo con otros la oración y la reflexión de la Palabra
• Buscando en ella la voluntad de Dios para nuestra vida
• Descubriendo en ella las claves de una conducta que siga los pasos de Jesús
• Dejando que ella penetre y empape nuestra tierra (nuestra vida), aprendiendo a escuchar, saborear y rumiar la Palabra antes de dar respuestas.

La Palabra, fuente de espiritualidad
«¡Bendito el que confía en Yahvé, y que en Él pone su esperanza! Se asemeja a un árbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus raíces hacia la corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde; en año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos.» Jer. 17, 7-8.
Confiar en Dios es buscar en su Palabra el alimento. Poner en Él la esperanza es descubrir la fuerza que nace de su Palabra viva en nosotros.
Igual que los árboles, cuyas raíces crecen y se introducen en la tierra, abriéndose paso hacia el agua que nutre, como catequistas debemos esforzarnos en buscar diariamente el agua viva de la Palabra de Dios en la Biblia.
Si nuestras raíces están bien cercanas a la Palabra de Dios tendremos fuerzas y ánimo para superar las dificultades de la vida, los tiempos de sequía que todos tenemos (por ser humanos). Cuando sobrevengan estaremos preparados, protegidos, cuidados... y como la planta de la lectura, no dejaremos de producir frutos.
Todos sabemos qué pasa con las plantas que no regamos, en poco tiempo sus hojas se amarillenta, se marchita, se pone rígida y termina seca, dura y sin vida.
Que no nos pase lo mismo en la vida... que no perdamos el contacto con el agua que nunca deja de fecundar nuestras posibilidades.

Para rumiar el texto y rezar la vida
La palabra que da vida
• Relee el pequeño texto del profeta Jeremías.
• ¿Estás «plantado» cerca del agua verdadera, o de otros arroyos?
• ¿Qué significa en tu vida el «alargar las raíces»? Piensa en desafíos concretos que debas superar.
• ¿Qué representa en tu vida la tierra dura, las piedras, la profundidad que unas raíces decididas deben enfrentar?
• ¿Tu follaje espiritual se mantiene verde? ¿Cuáles son tus rincones que se han marchitado o están amarillentos? ¿Cómo revivirlos?
• ¿Has pasado tiempos de sequía? ¿Por qué? ¿Cómo superarlos?
Puedes terminar orando con el Salmo 1, que nos invita a la oración con palabras muy parecidas a las de Isaías.
Dichoso el hombre
que no va a reuniones de malvados,
ni sigue el camino de los pecadores
ni se sienta en la junta de burlones,
mas le agrada la Ley del Señor
y medita su Ley de noche y día.
Es como árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y tiene su follaje siempre verde.
Todo lo que él hace le resulta.
Salmo 1, 1-3

TU PALABRA ME DA VIDA, CONFÍO EN TÍ SEÑORTU PALABRA ME DA VIDA, CONFÍO EN TÍ SEÑOR

LA IMPORTANCIA DEL TESTIMONIO (IX TEMA)

SALUD Y BENDICIONES MIS HERMANOS CATEQUISTAS, HOY PRESETAMOS CON MUCHO CARIÑO UN TEMA QUE NOS LLEVA A REFLEXIONAR AQUELLAS HERMOSAS PALABRAS DE UN GRAN SANTO PREDICADOR Y DOCTOR DE LA IGLESIA, SAN ANTONIO DE PADUA, QUIEN DECÍA: “EL PEOR ERROR DE UN CRISTIANO ES CREER PERO NO VIVIR LO QUE CREE…”, QUE EL TESTIMONIO DE NUESTRAS VIDAS SEA LA MEJOR CATEQUESIS EN NUESTRAS PARROQUIAS. BENDICIONES. PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.
 LA IMPORTANCIA DEL TESTIMONIO (IX TEMA)

La fe se transmite  a través del testimonio y el ejemplo. Si revisamos nuestra historia seguramente podremos recordar varias personas que, mediante su testimonio de vida, nos acercaron al misterio del Dios de la Vida. Muchas veces no han sido grandes intelectuales los que nos han enseñado el rostro de Dios sino personas sencillas, muchas de ellas en el hogar, el colegio, el barrio, la misión...
A la hora de transmitir la fe y contagiar a los demás la alegría del evangelio la herramienta más eficaz es el propio ejemplo.
Con mis obras te mostraré mi fe.
«Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe? Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer, y ustedes les dicen: “Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense”, sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les sirve eso? Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita. Y sería fácil decirle a uno: “Tú tienes tu fe sin obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras”. Sant. 2, 14-18
El testimonio de vida, principal recurso pedagógico del catequista.
La carta de Santiago es muy clara al plantear la necesidad de acompañar la fe con obras que la muestren y lleven a la vida práctica. El catequista, como servidor de la Palabra y pedagogo de la fe debe recordar siempre estas sencillas enseñanzas.
Lo que enseñamos con el ejemplo no se olvida fácilmente. La pedagogía de Jesús está llena de gestos y actitudes. Si recorremos los evangelios son muchas las ocasiones en que su manera de vivir despierta interrogantes en los discípulos, y esos interrogantes (profundos, existenciales) abren el camino al don de la fe.
Es común encontrar a muchos catequistas preocupados por la necesidad de actualizar sus recursos para enseñar el evangelio. Y es muy bueno que así sea, pues implica una toma de conciencia de su misión y responsabilidad. Pero a veces los recursos están más cercanos de lo que esperamos.
¿Por qué no planificar algunos encuentros de catequesis alrededor de acciones solidarias?
Los frutos de la sabiduría se aprecian en la conducta, nos enseña el mismo Santiago unos párrafos más adelante que la cita señalada más arriba (Sant. 3, 13)
La forma de vivir del catequista, su manera de ser-para-los-demás, el ejemplo de su entrega y su servicio son herramientas privilegiadas para la transmisión de la fe. Quien ha de confiar y creer en una persona que no muestra con su vida lo que enseña con sus palabras. Vivimos un tiempo histórico en el que las palabras están muy devaluadas.
Estamos acostumbrados a escuchar grandes discursos y promesas de cambio... que quedan en la nada e incrementan el escepticismo de la gente. Por esto es tan importante enseñar con los hechos y el testimonio. Además de seguir los pasos del Señor, que pasó haciendo el bien y nos enseñó con su vida, respondemos a una situación histórica.
En los cursos y talleres para catequistas, cuando hablemos de estos temas, siempre dejemos estas interrogantes:
• ¿Cuántos libros de Santos has leído?
• ¿Qué recuerdas de ellos?
• ¿Por qué sus enseñanzas del evangelio son tan transparentes?
En la enseñanza de la fe es necesario siempre volver a lo simple, a la sencillez del evangelio vivido todos los días... que tal vez sea mucho más exigente y comprometido que hablar con palabras complicadas y difíciles.
Para rumiar el texto y rezar la vida
La importancia del testimonio
Relee las palabras de la carta de Santiago.
• ¿Qué te ha llamado la atención?
• ¿Puedes relacionar el texto con tu vida personal y de catequista?
• Tus obras... ¿serían capaces de generar fe y adhesión a Jesús en los demás?
• ¿Qué obras concretas debes vivir como catequista comprometido en el anuncio y transmisión del evangelio de Jesús?
• ¿Qué cambios debes hacer en tu manera de hacer catequesis para incorporar lo que la Palabra de Dios nos señala?

ORACIÓN
Mis manos abiertas
Enséñame Señor
a vivir mi fe todos los días,
en las cosas sencillas y cotidianas.
Enséñame Señor
a transmitir mi fe todos los días
con gestos sinceros, con manos abiertas.
Enséñame Señor
a contagiar a otros
el espíritu del Evangelio.
A hacer el bien para que venga el Reino.
Enséñame Señor
a ser un espejo de lo que creo,
A mostrar con mis obras
La fe que da sentido a mi vida.
Que así sea, Señor.

SOY TESTIGO DE JESÚSSOY TESTIGO DE JESÚS