lunes, 1 de septiembre de 2014

EL CATEQUISTA LLEVA A LA PERSONA EL MENSAJE DE SU LIBERACIÓN (TEMA XVIII)

SALUDOS MIS HERMANOS CATEQUISTAS, HEMOS SIDO LIBERADOS POR CRISTO DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE DE LA CONDENACIÓN ETERNA. ESTAMOS LLAMADOS A SER FELICES, PERO LA FELICIDAD ES ALGO QUE DEBE BUSCARSE DÍA A DÍA EN MEDIO DE LAS PRUEBAS COTIDIANAS. DECÍA EL SAN AGUSTÍN. "AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS", SE FELIZ. EL AMOR ES LA BASE DE LA FELICIDAD, Y LA FELICIDAD ES UNA INTIMA RELACIÓN CON JESÚS NUESTRO SALVADOR. QUE ESA ÍNTIMA RELACIÓN SEA NUESTRA GUÍA EN ESTA AVENTURA INAGOTABLE DE SER CATEQUISTAS. DIOS LOS BENDIGA.  PBRO. JUAN CARLOS GÓMEZ YANEZ.

EL CATEQUISTA LLEVA A LA PERSONA EL MENSAJE DE SU LIBERACIÓN

La misión del catequista es llevar a todos el mensaje de salvación que Cristo nos trajo. Este mensaje se dirige a toda la humanidad.

¿Qué entendemos por "salvación" o 'liberación?
Al hablar de salvación, muchos piensan automáticamente en salvar el alma e ir al cielo. La salvación sería, por tanto, algo que viene después de la muerte.Otros entienden por salvación "estar en amistad con Dios". Ponen la salvación solamente en el aspecto religioso e individual. No es que esta manera de pensar sea totalmente equivocada, pero es incompleta.El Papa Pablo VI, en su Encíclica Populorum Progressio, dijo que la salvación o liberación de Cristo está destinada a todo el ser humano y a todos los seres humanos (PP 14, 42,87). Y en la Constitución Dogmática Lumen Gentium leemos que Dios quiere salvar a la persona pero no individualmente sino como "pueblo" (LG 9).

Desarrollemos esta idea.
Salvar a todo el ser humano. Cuando hablamos del ser humano total, tenemos presentes todas las dimensiones de ese ser. No se trata sólo de salvar su alma, garantizándole la felicidad del ciclo. El ser humano no puede dividirse en cuerpo y alma. Es un todo. El espíritu no actúa sin el cuerpo, ni el cuerpo sin el espíritu. Los dos están tan intencionados que es difícil distinguirlos. Además de eso, el ser humano no necesita sólo la salvación después de la muerte, sino aquí y ahora.Para que el ser humano sea realmente una persona realizada y feliz, tiene que desarrollarse armónicamente en todos los aspectos de su ser.
a) Lo más importante y la base de toda felicidad es el equilibrio psicológico. Una persona llena de traumas, problemas y angustias, difícilmente encontrará condiciones para una verdadera felicidad y libertad interior.El equilibrio psicológico está íntimamente ligado con una infancia feliz, dentro de un hogar armónico, donde la niña y el niño pueden sentirse aceptados y amados. Ahí está la importancia de una familia bien formada.
b) Para ser realmente persona, el ser humano necesita, antes que nada, de los demás. Sólo con los otros puede crecer y desarrollarse. Sólo así puede encontrar lo que más falta le hace: la amistad y el amor. El amor es el mayor valor. Con relación a este valor, son secundarios los demás. Yo puedo ser feliz siendo pobre o enfermo. Pero no puedo ser feliz sin amor. La soledad es el mayor sufrimiento.
c) Es necesario también un cierto bienestar material. Es verdad que los bienes materiales pueden esclavizar al ser humano. Pero, por otro lado, necesita estar bien materialmente. Nadie puede vivir sin dinero. Sólo con dinero se consigue el tratamiento de una enfermedad, el alimento, la vivienda, el estudio, la diversión, condiciones necesarias para que el ser humano pueda encontrar su realización. Cuando nos falta la salud, el empleo, la escuela, carecemos de lo necesario para poder desarrollarnos.
d) La persona tiene derecho a la libertad: libertad como ser social y religioso. La persona quiere participar de las decisiones que le afectan. Exige una participación política.
e) Aunque encuentre todo esto en la vida, el ser humano no es todavía plenamente feliz. Busca la razón de su vida y el sentido que ilumina su existencia. ¿Por qué y para qué vivo?San Agustín dijo: "Nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Dios". Por encima de cualquier valor está Dios, y sólo El da pleno sentido a nuestra vida. Cuando nos falta Dios, estamos inquietos, sentimos el vacío aunque tengamos otros valores.Cuando decimos que el mensaje de Cristo es un mensaje liberador, hemos de entender que se trata de la eliminación de todos los contravalores que nos impiden encontrar nuestra felicidad como seres humanos y como hijos de Dios.

Salvar a todos los seres humanos
Como ya hemos visto, la salvación es para todos los seres humanos. No es posible que sólo ciertas personas, individualmente o en un pequeño grupo, lleguen a la salvación. Tienen que salvarse todos. Muchos grupos, y hasta países, están todavía lejos de la salvación en el sentido que estamos hablando. Hay muchedumbres de hambrientos, desempleados, enfermos, abandonados, refugiados. Están lejos de la liberación total. ¿Por qué? Porque hay grupos que se apoderan de todos los medios sin pensar en compartir y distribuir los bienes de la tierra y los bienes del espíritu.

¿Cómo salva Dios a los seres humanos?
 Dios no salva Él solo a las personas. Él invita a mujeres y hombres a participar de su Proyecto de Salvación. Los mismos seres humanos son colaboradores de Dios. Una vez que la persona entra en la creación, Dios no salva solo. Ha querido necesitar de mujeres y hombres para salvar a la humanidad.Dios nos ha dotado de inteligencia para pensar y hacer planes. El nos ha dado un corazón para amar, y nos ha enseñado en Jesucristo los verdaderos valores de la vida. Nos ha indicado el camino de la verdadera felicidad.Ahora bien, la persona tiene que comprometerse y hacer todo cuanto esté de su parte. Tiene que colaborar con el Proyecto de Dios. Esto es lo que nos falta muchas veces. Cambiamos la escala de valores. En lugar del amor solidario y la justicia, hacemos del dinero, de la propia ganancia y del poder los valores supremos. En vez de pensar en repartir las riquezas de la tierra, sólo unos pocos acumulan los bienes en sus manos. Y así, impiden la salvación, la liberación de todos los demás. Ahí está precisamente el pecado, el pecado social o comunitario. Los problemas de nuestra sociedad son consecuencia del pecado, del egoísmo y de la omisión.

El papel de la Iglesia
Es misión de la Iglesia anunciar esa salvación. Ella, como Pueblo de Dios, necesita también la salvación. Pero, al mismo tiempo, ella está llamada a ser instrumento en las manos de Dios para salvar al mundo.¿Cuáles son las consecuencias de todo esto para la catequesis?Para ser liberadora, nuestra catequesis tiene que contemplar siempre la salvación del ser humano concreto, de todo el ser humano, aquí y ahora. Ha de tener muy presente la salvación de todos y no sólo la de algunos grupos.Podemos sustituir la palabra "salvación" por "felicidad". El catequizando debe llegar a la verdadera felicidad. No es una felicidad falsa, engañosa. Es la felicidad que Jesús vivió y predicó. Sólo por la fraternidad y el verdadero amor, podemos llegar a nuestra plena realización.Dicen los Obispos de América Latina, reunidos en Puebla: "La liberación en Cristo se va realizando en la historia, en la liberación de nuestros pueblos y en la liberación propia y personal. Abarca las diferentes dimensiones de la existencia: lo social, lo político, lo económico, lo cultural y el conjunto de sus relaciones. Por todo ello ha de circular la riqueza transformadora del Evangelio, con su contribución propia y específica, que debe salvaguardarse. De lo contrario, la Iglesia perdería su sentido más profundo; su mensaje no tendría ninguna originalidad" (P. 483).

Estudio en grupo
1. ¿Se siente usted plenamente salvado? ¿Qué le falta todavía?
2. ¿Qué es lo que en su ambiente esclaviza al ser humano?
3. ¿Cuales son los grupos más esclavizados? ¿Por qué?
4. ¿Qué les falta a sus catequizandos?
5. ¿Es nuestra catequesis realmente liberadora? Ponga algunos ejemplos.

Plenaria: en casa o en grupo, lean Mt 5,1-12.OraciónCompartan la reflexión. Oraciones espontáneas.

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