sábado, 25 de octubre de 2014

MENSAJE DE CUARESMA 2012 PARA TODOS LOS CATEQUISTAS DE LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL

22 de febrero de 2012 a la(s) 12:16
Diócesis de San Cristóbal
SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS - VENEZUELA                                                             
MENSAJE DE CUARESMA
EL CATEQUISTA ES INSTRUMENTO DE CONVERSIÓN
A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO SANTO DE DIOS EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTOBAL
¡Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará! (Mt 6, 18)
1. Hoy comenzamos el tiempo litúrgico de cuaresma, un tiempo que la Iglesia nos brinda para prepararnos de manera personal y comunitaria a la celebración del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Y como es “un tiempo”, es necesario e interesante reflexionar cómo vivir verdaderamente  este tiempo. Así pues, meditemos en las lecturas que nos presenta la liturgia de este miércoles de Ceniza, para poder profundizar el alcance de conversión que puede tener en nuestras vidas este tiempo de cuaresma.
2. En el tiempo de cuaresma, se nos invita a hacer un profundo examen de conciencia general, no de un día o de un rato, sino de cuarenta días. Durante estas semanas, la liturgia de la Palabra nos irá mostrando distintos temas de reflexión que nos ayudarán a madurar nuestra conversión, si los tomamos en serio. Temas que tienen que ver con el perdón, la reconciliación, la conversión… todo apunta a la meta: la fiesta de la Pascua. Y la puerta de entrada a la Cuaresma es el Miércoles de Ceniza. Con la imposición de ésta, reconocemos ante Dios y la Iglesia, que hemos fallado y queremos mejorar nuestras actitudes de vida.
3. En este sentido, el profeta Joel nos dice: Todavía es tiempo. Conviértanse a mí de todo corazón…” (Jl 2, 12), este es el tiempo del corazón, de ese corazón que Dios hizo a su imagen y semejanza, así como todo nuestro cuerpo, nuestro ser. Es el tiempo de ser compasivos y misericordiosos como Dios lo es con nosotros: lento a la ira, a la cólera, rico en clemencia, que se conmueve ante la desgracia (Cfr. Jl 2, 12-18). Ese es Dios, nuestro gran y glorioso Dios, ese es nuestro Jesús, Señor y Salvador. ¿Y nosotros? Somos su imagen y semejanza, y sin embargo nos cuesta reconocer, no nuestros errores, sino la inmensa necesidad de conversión que nos hace falta. Hermanos catequistas, conversión es producir el milagro de Jesús en nuestras vidas, es producir la transformación, es poner nuestra fe en cada obra para que se note que deseamos un mundo mejor, lleno de fe, esperanza, caridad, perdón y amor al prójimo. La primera catequesis debe ser nuestro ejemplo de vida. Que nadie nos juzgue porque somos humanos, pero que no condenemos a nadie porque somos hijos de Dios, y seremos salvados por el amor de Dios.
4. Al respecto de este amor de Dios, Santa Catalina de Siena decía lo siguiente: “Dios tiene que estar tan loco de amor por nosotros como para ver la necesidad de enviar a su Hijo Único al mundo para sufrir, morir por nosotros y salvarnos”. Es por ello que, el salmo 50, debería ser una de nuestras oraciones por excelencia durante esta cuaresma: “Misericordia, Señor, hemos pecado”. Vale la pena convertir esta reflexión en un retiro espiritual cuaresmal, en el que tú y yo le pidamos al Señor que se apiade de nosotros y del mundo entero y olvide nuestras ofensas. Que tenga presente que reconocemos nuestros pecados, deseamos superarlos, queremos sentir su perdón y acabar con el sentimiento de culpabilidad que no nos permite avanzar en nuestra comunicación con Dios. 
5. Permitamos que el Señor renueve nuestro corazón, lo haga puro como aquél día en que nacimos, y nos ayude a mantenerlo así, un corazón que deseche el odio, el rencor, la envidia, la maldad, el pecado… todo aquello que nos arranca la imagen de Dios como una lepra y nos llena de decepción, como si no hubiese opción, y siempre la hay, mira a la Cruz y encontrarás tu mejor opción. Que cuando abramos nuestras mentes, nuestros labios y corazón para hacer algo, podamos cantar con ello una hermosa alabanza a aquél que subió a la cruz por ti y por mí. Porque Él considera que lo vale todo. La cruz y más, ¡mucho más!
6. La Segunda Carta del apóstol San Pablo a los corintios nos invita a ser “Embajadores de Cristo” (2Cor 5, 20). Nos pide que motivemos a todos los que hacen vida en nuestra Iglesia y Catequesis a que “se dejen reconciliar con Dios” para recibir la salvación. Es el momento propicio para aprovechar a todos aquellos que se acercan a nuestros templos y parroquias por tradición y costumbre. Todo ese inmenso número de bautizados que una vez al año regresan a la casa de Dios a comunicarse con Él. Brindar charlas, convivencias, actividades para niños, jóvenes, adultos, parejas, familias, mujeres, hombres…, algunos aceptarán con mucho cariño nuestro servicio de catequesis y se quedarán reconciliándose verdaderamente con Dios. En otros, el Espíritu Santo irá haciendo la obra. Lo importante es que tú y yo no desperdiciemos la oportunidad de sembrar la semilla de la Palabra de Dios.
7. Hermanos, la Palabra misma nos invita a trabajar con ahínco en este tiempo cuaresmal. No son vacaciones, el demonio no descansa, nosotros no podemos convertir este tiempo en vacaciones; todo lo contrario, dice el Evangelista San Mateo que debemos practicar las obras de piedad, teniendo como observador no a los hombres, sino a nuestro Padre Celestial (Cfr. Mt 6, 1-18). Renovémonos y reparemos los males que por ignorancia o debilidad humana hemos cometido (Cfr. Bar 3, 2). Recordemos que el Señor no quiere la muerte del pecador, sino que transforme su conducta y viva (Cfr. Ez 33, 11).
8. Por último, este mismo Evangelio nos habla de las tres maneras de practicar la piedad por excelencia: “ayuno, oración y limosna” (Mt 6, 1-18) les recuerdo que, si el mismo Jesucristo tuvo necesidad de prepararse durante cuarenta días para entregar todo su amor, su enseñanza y su vida para nuestra salvación, como práctica de ese mismo ayuno, oración y limosna. Ahora preguntémonos queridos hermanos, ¿cuánto tiempo necesitamos para prepararnos? Porque uno de los grandes errores que cometemos, es creer que ya no necesitamos preparación. La vida es una constante preparación para vivir al lado de Dios, o lejos de Él, esto depende de cada uno de nosotros. Su ayuno fue evitar las tentaciones del demonio (Mt 4, 1-11), su oración fue para que fuesen perdonados nuestros pecados (Lc. 23, 34) y su limosna fue su vida entera en la cruz (Lc. 23, 46). ¿cuál será el nuestro?
9. Que esas palabras que escucharemos hoy “arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Mc 1, 15), “Acuérdate que polvo eres y en polvo te convertirás” (Gn 3, 19), sean el lema que guíe nuestras vidas hacia una verdadera conversión cristiana, catequética y evangelizadora.
10. Una vez más, con el deseo de que nos tomemos en serio nuestra tarea evangelizadora por medio de la catequesis, les brindo mi humilde bendición, la de un sacerdote que le da gracias a Dios por esta experiencia tan maravillosa junto a ustedes. Que Dios les bendiga a todos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
11.  Como dice nuestro Pastor, Mons. Mario del Valle Moronta, en su libro El Maestro, los Discípulos y el Camino… “para seguir a Jesús hay que identificarse con Él”, este tiempo mis queridos hermanos, es el mejor para identificarnos con su ser, su amor, su palabra, sus obras y con su vida. ¡Sé como Cristo! Porque Cristo quiso ser como Tú y Yo! Y se hizo hombre para mostrarnos que no hay debilidad que no se pueda superar y no hay amor que se pueda desechar.
¡¡¡QUE DIOS NOS CONCEDA A TODOS  UNA CUARESMA Y UNA SEMANA SANTA VIVIDA, AMADA, SENTIDA Y CELEBRADA EN LA PASCUA!!!

Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
                Su hermano 

SAN CRISTOBAL, 22 DE FEBRERO DEL AÑO 2012. INICIO DE LA CUARESMA





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