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Vicaría
de Pastoral
SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS
VENEZUELA
MENSAJE DE NAVIDAD 2012
LOS CATEQUISTAS SOMOS
COMUNICADORES DE UNA
EXPERIENCIA DE FE
A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO
SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESÚS EN LA IGLESIA DE SAN CRISTÓBAL
¡Vamos a Belén a
ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha comunicado! (Lc 2, 15)
1.
Desde la creación de los seres humanos a imagen y semejanza
de Dios (Cf. Gn 1, 26), nuestro Padre siempre ha querido que estemos a su lado
para comunicarnos su sabiduría y así poder vivir junto a Él llenos de lo más
importante y esencial: Paz y Amor. Lamentablemente, fuimos desviados por la
presencia prepotente de la envidia, de la soberbia, del egoísmo, de quien no
acepta que fuésemos hechos poco inferior a los ángeles, pero tan llenos de
gloria y majestad (Cf. Sal 8), no es necesario decir su nombre, pero si es
necesario evitar su presencia entre nosotros. Así pues, desde aquel día en que el
Edén fue cerrado para nuestros primeros padres y para todos nosotros (Cf. Gn 3,
23), nuestro Padre Creador, nos ha ofrecido miles de caminos (Cf. Ex 14, 15ss),
luces de guía en la oscuridad (Cf. Ex 14, 24) y nubes de protección en medio de
las inclemencia (Cf. Ex 14, 19), ha querido saciar nuestra sed física y
espiritual (Cf. Ex 17), porque es el único que sabe lo que realmente nos
conviene y nos ha ofrecido no un camino, sino EL CAMINO (Cf. Dt 8, 2), de
conversión que nos merezca estar a su lado nuevamente.
2.
Entonces, a partir de la desobediencia de nuestros primeros
padres (Cf. Gn 3), el cielo quedó cerrado para nosotros; sin embargo, hemos
podido observar cómo ha aparecido en el camino de la historia de la salvación oportunidades
y ocasiones que nos han venido guiando hasta un punto en el que EL VERBO mismo
irrumpe en la historia para iluminarnos, para disipar las nubes que nos ocultaban
aquel Cielo que es nuestra patria definitiva (Cf. Hb 13, 14). Es Jesús, El
Verbo, el Hijo de Dios quien se ofrece a sí mismo por nuestra salvación. Esto
nos lleva a pensar lo muy valioso que debemos ser no como creaturas, sino como
hijos de Dios, para entregarse por nuestra salvación y develar ante nuestra
corta existencia humana el verdadero amor, digno solo de aquellos que se
atreven a hacer hasta lo imposible y mucho mas por nosotros (Cf. Jn 4, 8-9).
3.
Hoy, al igual que el día en que murió Cristo por nosotros,
podemos decir con la liturgia: “esta es la noche santa”, porque es la noche en
que comienza un capítulo imborrable en nuestras vidas, un capítulo en el que el
Hijo de Dios, se hace hermano, para devolvernos el vínculo de hijos que
habíamos perdido por la falsedad y mentira del pecado, que nos trajo muerte y
desilusión. Es en esta noche santa en la que unos humildes pastores, después de
haber oído el anuncio de aquellos ángeles, se van a Belén a ver aquello que se
les ha comunicado: “el nacimiento del Verbo”, la Palabra de Dios, la definitiva
Alianza que ningún ser humano sobre la tierra con toda su miseria podrá
fracturar. Mis queridos hermanos, ese es Dios, el que está dispuesto a abrir
sus brazos y esperar una eternidad por nosotros, porque el tiempo es suyo. Ese
es su Hijo, quien se presenta en la ternura de un niño para conmover nuestros
pobres corazones cargados de tanta tristeza y desilusión. Y ese es su Santo Espíritu,
el que toca nuestras conciencias y nos ilumina el camino a seguir hacia nuestra
verdadera casa, la casa de Dios.
4.
En esta cita bíblica que hemos tomado como punto de reflexión
para este mensaje, el Evangelista San Lucas nos dice junto a los pastores:
“¡Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha comunicado!” (Lc 2,
15), tenemos una riqueza inconmensurable para dedicar nuestra meditación en
esta preciosa noche. Podemos dividirla en cuatro expresiones que nos pueden
ayudar en nuestro ministerio catequético: VAMOS, que nos indica un camino; A BELÉN,
que nos señala un punto de encuentro; A VER LO QUE HA SUCEDIDO, nos invita a
una experiencia; Y EL SEÑOR NOS HA COMUNICADO, que genera no sólo la vivencia
del anuncio, sino la aventura y el compromiso del Testimonio.
5.
VAMOS, esta expresión nos muestra la importancia que los
pastores le dan a aquello que les ha sido comunicado por los ángeles de Dios.
Los pastores no se quedan con el asombro de ver ángeles anunciando la gloria
del Señor, éstos, se centran en lo más importante, dirigirse al encuentro con
el Mesías. Es necesario reflexionar aquí, que los pastores son gente humilde,
sencilla, peregrina, que aceptaron por fe el mensaje de los ángeles y se
encaminan con su rebaño en búsqueda del signo de salvación para todos los
pueblos. ¡VAMOS! Es la expresión que debe salir de nuestras conciencias para
ponernos en camino hacia el encuentro con Dios. El cardenal Martini decía en
una de sus obras: “las Narraciones de la pasión” que todas las experiencias que
suceden en nosotros, de angustia, abandono, soledad, falta de fe, esperanza,
incluso amor a Dios, todo ello es necesario, es para nosotros el camino que nos
lleva al conocimiento de Cristo (Cf. p. 68).
6.
A BELÉN, es el punto de encuentro, donde comienza la nueva
historia de la Salvación, esa en la que la Palabra de Dios viene a ser
comunicada en lenguaje humano, no sólo con palabras, sino con testimonio (Cf.
St 2, 14-26), Jesús viene dispuesto a tocar nuestros corazones y dejar su
huella en nuestras vidas. Viene a enseñarnos que todos estamos llamados a ser
especiales desde nuestros pensamientos, hasta nuestras obras. Belén es una
palabra hebrea לחם
בית (Bet
léhem) que significa “casa del Pan”, es el sitio que Dios escoge para
alimentarnos de su Hijo, y sobre todo para decirnos que aún en los momentos más
difíciles de nuestras vidas, lo importante es la fe, la que se expresa a través
de la oración y del testimonio, la que nos lleva a caer de rodillas para que
nuestra victoria se acerque más. De pie no logramos nada, de rodillas ganamos
todo.
7.
A VER LO QUE HA SUCEDIDO, el nacimiento de Jesús, ese
acontecimiento tan grande que cambia nuestras vidas si abrimos nuestros
corazones a su presencia. Qué hermoso sería que en esta navidad podamos sentir
en nuestras vidas que algo grande ha sucedido en ellas, que hemos podido servir
de posada para el nacimiento del Mesías. Más aún, que nuestra vida espiritual pueda
saltar de gozo como Juan Bautista en el vientre de Isabel al sentir la
presencia cercana del Dios-con-nosotros. Y esto quiere decir que Jesús no nos
abandona, está con nosotros antes de nuestras debilidades y pecados, en el
momento en que caemos en ellas, y después que han pasado y nos han dejado en
medio de la miseria. Pensar en esto, sería sentir hasta dolor al darme cuenta
que hasta en el momento en que cometo un pecado, Dios-está-conmigo, esperando
que valore más la Verdad (Cf. Jn 14,6) que la falsedad.
8.
Y EL SEÑOR NOS HA COMUNICADO, porque para Dios somos tan
importantes que nos comunica su gracia. El nacimiento de Jesús no sólo nos
sorprende, como dice Santa Catalina de Siena: “Dios tiene que estar loco de
amor como para darnos su propio Hijo en sacrificio para expiar nuestros
pecados”, sino que también nos llena de gozo, fe, esperanza, de una riqueza
espiritual que puede transformarnos si lo aceptamos en nuestras vidas. Este es
el acontecimiento más importante que Dios nos quiere comunicar hoy a cada uno
de nosotros: un amor que lo supera todo porque es divino y eterno, y nada puede
contra ello. Pero esto que se nos ha comunicado, y que debemos estar dispuestos
a recibir, también conlleva el compromiso de ser Anunciado y Testimoniado con
nuestras acciones diarias a todos aquellos a quienes aún no les ha sido dado el
mensaje de lo que ha sucedido en Belén.
9.
Así pues, el nacimiento de Jesús es la prueba latente de
aquella palabra de la Sagrada Escritura: “donde abundó el pecado, sobreabundó
la gracia” (Rm 5, 20), por ello podemos decir también: “y dónde nace el niño
Dios, ahora no hay pastorcillos, sino catequistas que con un gran sentido de
espiritualidad desean dejarse sobreabundar por el amor de Dios y adorar al Niño
que ha nacido con un único fin: Salvarnos”. Dejémonos salvar, dejemos que Jesús
haga maravillas en nosotros, creamos de verdad en su presencia y podremos
admirar las grandes obras que desea traernos, porque nos ama como su Padre.
10.
En definitiva, Dios nos pide solo lo que podemos dar y, a partir
de esta noche buena, nos pide que imitemos la ternura, paz, amor y sencillez
con que ese Niño tan bonito nos vino a salvar. Dejemos tantas excusas a un lado
y consideremos con veneración nuestro ministerio, porque Dios confía tanto en
nosotros que nos deja tan gran responsabilidad en manos nuestras, la de formar
santos, laicos comprometidos, catequistas, sacerdotes, religiosos y religiosas.
Que la Esperanza llene nuestras vidas y la perseverancia la fortalezca.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO CATEQUISTAS!!!
Pbro. Juan Carlos Gómez Yanez
Su hermano
SAN
CRISTÓBAL, 25 DE DICIEMBRE DEL AÑO 2012. FIESTA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.
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