FIESTA DE SAN PÍO X
PATRONO DEL CATEQUISTA
MENSAJE DEL DÍA DEL CATEQUISTA 2014
A TODOS LOS CATEQUISTAS QUE ANUNCIAN AL PUEBLO
SANTO DE DIOS
EL EVANGELIO DE JESUS EN LA IGLESIA DE SAN
CRISTOBAL
«INVITADOS Y ELEGIDOS A VIVIR EN
INTIMIDAD CON CRISTO»
1.
Queridos amigos y hermanos, hoy
recordamos al primer Papa santo del siglo XX: San Pío X, quien subió a la silla
de Pedro en el año 1903. Adoptó como lema de su pontificado: “Renovar todas las
cosas en Cristo”. Esta fue la consigna por la que trabajó con sencillez de
espíritu, pobreza y fortaleza, dando así un nuevo incremento a la vida de la
Iglesia. Murió el 20 de agosto de 1914.
2.
Uno de los grandes aportes de este
Papa santo fue la edición del “Catecismo Mayor” y su trabajo incansable por la
difusión y la enseñanza del Catecismo, por eso en su día, el 21 de agosto, se
celebra todos los años, el Día del Catequista, y es una ocasión bella para
meditar a la luz del evangelio el Ministerio al cual hemos sido escogidos para ser
formadores de “SANTOS” en nuestras comunidades.
3.
El Evangelio de hoy, según San
Mateo (22,1-14), nos presenta a Jesús hablando en parábolas y, a la hora
de referirse al Reino de Dios, elige “el banquete de bodas”. Esta parábola
ofrece dos situaciones distintas. La primera, se refiere a quienes recibieron
invitación. Y la segunda se centra en un invitado dentro de la sala del
banquete. Observamos aquí, dos categorías de invitados: los privilegiados
quienes no supieron honrar dicha preferencia por otros intereses aparentemente
más importantes; y los otros, quienes no habían sido tomados en cuenta al
principio pero que, al ser invitados, respondieron excelentemente, aun siendo
unos buenos y otros malos. Sin embargo, esto no fue suficiente, había que
asumir una exigencia: “el traje” (las exigencias del Reino de Dios). Por ello,
vemos que uno al no cumplir con esto fue expulsado.
4.
En este sentido, el Papa de la
nueva evangelización, Francisco, nos indica en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, que “La Alegría se
renueva y comunica” (n. 2) y, citando al Papa Pablo VI, el catequista que entra
en intimidad con Cristo debería recordar que: “un evangelizador no debería
tener permanentemente cara de funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor, «la
dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar
entre lágrimas […] Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a
veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de
evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través
de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han
recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo». Ese Dios está
vivo y presente con todo su amor en
la Palabra y
Eucaristía
a la cual estamos llamados a recibir, vivir y comunicar cada día en este mundo
que es su viña. Ese ha sido el trato, o más bien, la misión que el Señor nos ha
encomendado” (n. 10).
5.
Así, el catequista se convierte,
definitivamente, en una persona que cree y sigue a Jesús viviendo la alegría de
ser su testigo. Lo escucha en la oración y en la lectura del Evangelio y lo
descubre en el discernimiento comunitario y en la vida cotidiana intentando ver
a las personas, las cosas, las situaciones, tal y como Jesús las vería hoy. El
catequista se reconoce en búsqueda, en camino; no se cree ni dueño de la verdad
ni el "maestro" que llega para esclarecer a los demás sino un
instrumento que el mismo Jesús, presente en la comunidad, envía, sostiene y da
fuerza para superar las oscuridades y dificultades.
6.
Por último, La receta es simple, y
se reduce a tres cosas: 1) Un cristiano enseña catecismo, siempre que obra como
cristiano. 2) Un cristiano enseña catecismo, siempre que habla como cristiano.
3) Un cristiano enseña catecismo, siempre que se interesa por los que se dedican
a enseñarlo, ayudándoles con su dinero (poco o mucho), con su trabajo personal
y perseverante, y por encima de todo y en primer lugar: con su oración de todos
los días. La fórmula es simple, solo falta la voluntad firme para vivirla. Sí,
todos tenemos que ser catecismos vivos, ¡Que con sólo vernos y oírnos los demás
comprendan la doctrina de nuestra santa religión! Que San Pío X interceda ante
el Señor para que seamos ¡Todos catequistas!
7.
Encomendando nuestro ministerio
bajo la protección de nuestra Madre Santísima, María del Táchira, Nuestra
Señora de la Consolación, y de nuestro Santo Cristo de la Grita para que nos
bendiga y nos guarde siempre, les deseamos un feliz día del Catequista los
delegados vicariales del secretariado de catequesis diocesano y su director, recordándoles
que lo esencial de la catequesis y la fe se trata de aprender lo que Jesús nos
enseñó para vivir como Jesús vivió, no basta saber más, hay que vivir más y así
nuestro testimonio será esa renovación de todo, Dios les bendiga.
Nombres de
los delegados vicariales
Pbro.
Juan Carlos Gómez Yanez
Su
hermano y compañero en el ministerio catequético.
«No escatimaré ni cuidado,
ni trabajo, ni ardientes plegarias por la salvación de las almas. Mi esperanza
está en Cristo». San Pío X
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